Una conquista entre el físico y la cabeza
Joseba Ezkurdia destaca su capacidad de sufrimiento y su implacable concentración como factores clave para someter por segundo año seguido a Jokin Altuna
Iruñea - Una final contiene muchas páginas. Está repleta de pasajes, laberintos, trampas y pasadizos secretos por los cuales caminar sin retorno hacia la victoria o la derrota. La teoría, aprendida de memoria de antemano, pasa a un segundo plano cuando la txapela asoma en escena. Las emociones se disparan, los cálculos desaparecen y las hostilidades, en el buen sentido de la palabra, se desatan. Como volvió a desatarse ayer una tormenta con sello navarro, originada en Arbizu y que cayó con toda su fuerza sobre la figura de Jokin Altuna en el Navarra Arena. La condición de claro favorito del de Amezketa se quedó en eso, en un mero cartel sin incidencia alguna en el desarrollo de una contienda que controló, dominó y manejó a su antojo un imparable Joseba Ezkurdia, inabordable en un campeonato en el que, pese a no brillar por norma general, fue el mejor. Lo demostró, por última vez, en el momento decisivo y en el lugar señalado. Quizás pudo hacer más Altuna III, pero para siempre quedará la duda, revoloteando en el aire, de si el 22-16 con el que tocó a su fin el choque de ayer fue en realidad por demérito del guipuzcoano o por imperativo del navarro, poderoso en la cancha y humilde ante el micrófono.
“En las apuestas es mejor que todos los focos vayan hacia él, pero es algo de lo que he pasado y que no he tenido en cuenta, porque no era algo que pudiera controlar y he estado centrado solo en mi trabajo”, resaltó el de Arbizu al ser cuestionado por la escasa confianza que había suscitado en sus posibilidades, lo cual no le importó lo más mínimo para establecer su ley en el Navarra Arena, donde se repuso a un 0-3 inicial y a un posterior 7-10 para dejar claro que, por segundo año consecutivo, la txapela tenía dueño y no era de Amezketa. “Sabía que los dos íbamos a llegar bien, pero la tensión y todo lo que rodea a la final puede influir y cansar después. Aun así, me he visto bien, he peleado cada tanto hasta el final y he aguantado bien físicamente, mientras que él quizás haya bajado un poco a partir del 12-11”, relató Ezkurdia sobre las claves de su incontestable triunfo, labrado en un poderío físico que aplacó el talento de Altuna III y en una inalterable concentración que le permitió coleccionar decisiones acertadas a lo largo de un envite “duro” y con “peloteos muy exigentes hasta ese 12-11, con algunos errores que eran normales al ritmo que jugábamos”. El 13-12 a su favor, que provocó el enfado de Jokin, quien vio la pelota fuera, solo fue una baldosa más en el suelo sobre el que firmó su victoria el navarro, que no quiso entrar en polémicas, si bien apuntó tras la final que vio esa pelota “buena” y que el desarrollo del encuentro fue normal, sin que pasara “nada extraño” que alterara las constantes vitales de un choque definido en la arena por un auténtico especialista en finales.
En eso, no en vano, se ha convertido Ezkurdia, ganador de las tres en las que ha participado, aunque sabe que “vendrán momentos duros, porque esto es deporte y unos días se gana y otros se pierde”. La derrota, por su parte, no acompañará de por vida a Altuna III, un “gran pelotari”, como subrayó el de Arbizu, que se mostró generoso y con la mano tendida hacia el caído, convencido de que “este es el camino, por lo que trabajaré duro para alargar esto lo máximo posible”. “Igual ahora no lo valoro, pero llegar dos años seguidos a la final y ganarlas es muy difícil y bonito. Ojalá no sea la última vez y pueda seguir así”, incidió el navarro en la sala de prensa del Navarra Arena con la txapela decorando su cabeza, la cual no le falló en una cita de máxima exigencia en la que volvió a minimizar a su rival.
“HE DISFRUTADO” Tanto fue así que Ezkurdia, gigante, se permitió incluso el lujo de disfrutar durante la final mientras “sufría”. “Sabía que tenía que intentar llegar a todas las pelotas, porque físicamente iba a aguantar y entre comillas sí se puede decir que la he disfrutado”, confirmó antes de dedicar su conquista a “todos los que están cerca de mí” y recordar, por si hacía falta y alguien todavía no lo sabe, que “la final del año pasado me dio seguridad al competir muy bien también después del Parejas y vi que era capaz de pelear con los mejores”.