Delantero de Asegarce

Pamplona. Aimar Olaizola se convirtió ayer en el segundo finalista del Manomanista de la LEP.M y la sonrisa con la que compareció ante los medios de comunicación tras su exhibición delataba su extrema felicidad por el logro. "Estoy muy contento por cómo he jugado. Daba igual hacerlo mal o bien, lo importante en este tipo de partidos es ganar", señaló, aunque además acompañó su triunfo con un juego que rozó la perfección.

Aunque su brazo derecho le había traído por la calle de la amargura durante las últimas semanas por culpa de unas molestias que le impedían ofrecer su mejor nivel, ayer se quitó todos los miedos. "Llevaba tiempo sin soltarle a la pelota con la derecha tan bien como en este partido. Además, he tenido la suerte de que el sorteo inicial me ha permitido comenzar el partido sacando", apostilló el goizuetarra.

Para explicar su holgada victoria en la semifinal que le midió ayer en el Labrit a Oinatz Bengoetxea, el menor de los hermanos Olaizola no tuvo problemas en encontrar argumentos. "He evitado que entrara de sotamano, porque Oinatz con ese golpe puede pasar a dominar en cualquier momento, y también he sacado muy bien. Dije que iba a ser complicado por el rival, pero ha influido mucho en el desarrollo del partido la ventaja que he conseguido al principio", matizó.

Con respecto a la final, retrasada por la LEP.M hasta el próximo 24 de junio, es decir, hasta dentro de dos semanas, Aimar se atrevió a confirmar que "no habrá problema para jugar la final ese día". Explicó el goizuetarra que su intención es tomarse un par de días de reposo para luego iniciar la preparación de su enésimo enfrentamiento contra Juan Martínez de Irujo. "Ahora descansaré dos días, aunque la verdad es que la semifinal no ha sido demasiado dura para mí, y luego tengo intención de entrenar el jueves y el sábado. He acabado sin las molestias de la otra vez, que me tuvieron ocho días parados. Ahora las sensaciones son diferentes, mejores".