El frontón Beti Jai es un edificio singular, puesto que constituye el único frontón que sobrevive de los que 30 que tuvo Madrid en el siglo XIX. La protección de este inmueble se inició hace años, ya que se declaró como protegido en el Plan General de Madrid y, posteriormente, en 1991 se iniciaron los trámites para convertirlo en BIC, que quedaron paralizados.
"Se otorga la máxima protección al inmueble y le permite que en el mismo se puedan realizar usos compatibles con la defensa, protección y características que se protegen de ese edificio", dijo ayer el consejero de Cultura de la Comunidad de Madrid, Ignacio González. Con la declaración de BIC, "se recupera un edificio de gran valor", según González. "Esperamos que se pueda recuperar y tener usos compatibles que hagan que esa conservación se pueda llevar a cabo en mejores condiciones en las que se han llevado hasta ahora", subrayó.
El Frontón Beti Jai se levantó en la última década del siglo XIX. Fue inaugurado el 29 de abril de 1894 y estuvo en funcionamiento hasta el año 1919. Con la Guerra Civil sus instalaciones fueron reconvertidas en comisaría y, durante los primeros años de la dictadura franquista, sirvió como lugar de ensayo de bandas musicales vinculadas a la Falange.
Hace tiempo que el Ayuntamiento de Madrid dictó una orden de ejecución de medidas de seguridad sobre el frontón después de que los vecinos de la zona, agrupados en asociación cultural, se quejaran de que la infraestructura se estaba dejando morir. Sin embargo, esta orden no fue cumplida por la propietaria, lo que derivó en una ejecución subsidiaria de los trabajos, que después debían de costear los titulares del Beti Jai.
Pero los problemas continuaron, ya que no se permitió la entrada de los técnicos municipales en el recinto, motivo que llevó a pedir la orden judicialmente. Durante ese espacio de tiempo, la propiedad acabó solicitando la ejecución directa de las obras, una petición que recibió la luz verde del Ayuntamiento a cambio de firmar un documento en el que aparecía el plazo de seis meses para llevarlas a cabo.
Los vecinos de la zona del frontón crearon hace años una plataforma para la conservación, rehabilitación y restauración del frontón para, además de sacarlo de la ruina, ofrecer una serie de actividades de esparcimiento en su interior. El Beti Jai se encuentra enclavado en pleno barrio de Chamberí, una zona de indudable interés especulativo por el valor del suelo. "Pelota sí, pelotazo no", era uno de los lemas de una de sus campañas.