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Los señores del cuero

Martín Alustiza, Roberto García Ariño y Juan Mari Juaristi desgranan los entresijos de las elecciones de material, que en ocasiones tanta polémica suscitan por las quejas que expresan algunos pelotaris.

Los señores del cuero

"no es sencillo saber cómo va a responder una pelota porque se trata de un ser vivo, cuya respuesta cambia dependiendo de la temperatura del día, del frontón, de la humedad, del cuero con el que esté fabricada, del hilo que la cose... son muchas variables". Se agolpan sobre el suelo negro, de brea, decenas de seres vivos, de pelotas vestidas en cuero blanco en el Amorebieta IV de Zornotza. En los márgenes de la mancha blanca, que se extiende varios metros, tres hombres tratan de afinar el oído, la vista y el tacto para clasificar, ordenar y archivar el pelotón de pelotas, aparentemente caótico, en un ejercicio de cata veloz -semejante a la de los sexadores de pollos- que, sin embargo, tiene mucho de artesanía, experiencia, intuición y sabiduría. "A simple vista todas parecen iguales, pero no hay una pelota igual a otra. Todas son distintas, como ocurre con los hijos de los mismos padres", convergen a coro las voces de Roberto García Ariño, intendente de Asegarce; Martín Alustiza, su homólogo en Aspe, y Juan Mari Juaristi, seleccionador único de material de la Liga de Empresas, encargado de apartar las pelotas que le llegan de una y otra operadora manista para que los pelotaris realicen la criba definitiva, su elección: "Y el pelotari es muy caprichoso con el material", remarca Juaristi una semana después de que el material, fiel a su cita con la polémica, se situara en medio del escenario una vez apagado el duelo del Parejas entre Irujo y Beroiz con Olaizola II y Mendizabal II. "Con este material nos matan en cuatro partidos", lanzó el de Ibero. Aimar, devolvió la volea de Juan con un sotamano: "Una pelota de ellos tenía una salida excesiva de frontis". Acabó el azkoitiarra "con dolor de tripas" por el comportamiento de una pelota que se desmadró. A García Ariño y a Alustiza les visitó la "preocupación", inherente a un oficio que "genera muchos quebraderos de cabeza".

El oficio de intendente es un enorme almacén de sensaciones, de sentidos, que recorre miles de kilómetros en maletas repletas de pelotas que buscan manos, de piedras que se alimentan de piel. Viaja "habitualmente" Martín Alustiza acompañado de 200 pelotas de frontón en frontón con la intención de satisfacer las exigencias de los manistas de su empresa. García Ariño lleva el maletero aún más cargado: maneja el vizcaino en torno al medio millar de cueros entre cestaño y cestaño para ofrecer lo que quieren a los suyos. "Se llevan por si acaso, aunque lo normal es probar 50 ó 60 pelotas para cada partido", indica Alustiza. Junto a ellos, Juaristi, encargado desde hace ocho años de transportar la balanza del equilibrio entre las propuestas de las dos promotoras que se abastecen en Punpa, proveedor único de la Liga de Empresas, después de que Aspe decidiera prescindir de las pelotas de Cipri el pasado año. Sea con un fabricante o con otro, el trabajo que desempeñan no varía ni un ápice, en esencia, es el mismo. "Quieras o no siempre nos movemos cerca del abismo, ajustando mucho, y a veces, como el comportamiento del material no es del todo predecible porque influyen muchos factores, fallamos", dice el técnico de Azkoitia, funambulista, al igual que Alustiza y Ariño.

mezcla de intereses Se saben todos ellos expuestos, un punto incomprendidos -"aunque sabíamos dónde nos metíamos", dicen- debido a los intereses cruzados que tejen el universo de la modalidad, donde se mezclan en una túrmix las necesidades de las empresas, el negocio de la apuestas, las exigencias de los manistas, la gloria de las txapelas, las opiniones de los realizadores de televisión, el ruido mediático y las voces de los aficionados. No resulta fácil contentar a todos "porque todo el mundo opina" y lograr que el juego sea el único punto de interés, que nadie se distraiga con el material "que es de lo que se trata porque nos interesa a todos", señalan. "Pasa lo mismo que con el fútbol: si te acuerdas del árbitro, malo", abunda García Ariño. Es la voz del intendente, la de un ex pelotari, a la que le falta el megáfono que otorga la actividad, el alimento del eco, su enérgico amplificador. "Del material se habla y se discute, sobre todo, cuando se queja un pelotari. Siempre ha sido así", alude García Ariño, que ha asistido a infinidad de debates sobre los cueros estoicamente, con la paciencia presidiendo el senado de las opiniones, a veces más intestinales que cerebrales. "Si existe polémica alrededor del material, todo el mundo opina. La gente que no ha estado en un frontón o que ha visto el partido por la tele es capaz de darte su opinión sin tener elementos de juicio suficientes. Y no tiene nada que ver el partido en directo o a través de la televisión. La pelota hay que verla, pero también hay que oírla", describe el de Axpe-Marzana, persuadido por la pasión del debate, que enciende por norma general la garganta del manista que se cree perjudicado. "El debate sobre el material es eterno, siempre ha existido y siempre existirá. Es la salsa de la pelota, y la pelota, de alguna manera, también lo necesita para estar en boca de la gente. Dentro de una medida es, incluso, beneficioso", afirma Martín Alustiza. "Que hablen, aunque sea mal", confirma García Ariño con una media sonrisa trazándole el rostro.

No lo es tan bondadoso, empero, el juicio que emiten algunos pelotaris, que socavan la credibilidad de los intendentes o la del seleccionador de material, que rara vez pueden defenderse de la tormenta, sólo esperar a que ésta amaine porque su impacto mediático es menor. "El pelotari sabe lo que le conviene, qué tipo de material le va bien en un momento dado, pero en ocasiones tiene la tendencia de echar la culpa al material cuando no le ha ido bien en el partido, cuando pierde. Cuando ganan es porque lo han hecho bien y cuando pierden miran a la pelota", desliza Juaristi. "Y la incidencia del material no es tan grande como lo que piensa la gente. Lo que ocurre es que a la gente le llega el mensaje del pelotari que siempre tiene más fuerza", remarca García Ariño, que añade: "Evidentemente existen diferencias, pero lo principal es el pelotari y no el material". Según Alustiza el alcance del tipo de cuero, su impacto en el desarrollo de un duelo, siempre que se eviten los extremos "que es para lo que trabajamos todos", es reducido. "Se habla mucho del material, pero la diferencia la marca el pelotari. Lo que pasa es que el material se convierte en ocasiones en la excusa perfecta. El pelotari tiene que ganar con su material y con el del rival".

partidos igualados "Los figuras lo son con toda clase de pelotas, incluso si se jugara con pelotas de tenis, los de arriba seguirían siendo prácticamente los mismos", enfatiza García Ariño, que sin embargo, es de la creencia de que con un cuero demasiado exigente, con la famosa pelota para hombres, "las cosas cambiarían porque habría pelotaris que no podrían moverla. Se verían más las carencias y tampoco es nuestra intención". No es esa la misión de los intendentes, al contrario, éstos deben ayudarse de las características del material, de sus matices, para igualar fuerzas sobre la cancha. "El principal objetivo es conseguir un partido igualado y a ser posible entretenido, que no esté marcado por el material", reitera García Ariño. "Ahora no hay pelota muerta. Todas andan y la gente se ha acostumbrado a ver los partidos con un material de más bote que el de antes", argumentan Ariño y Juaristi, que reconocen que al espectador moderno le gustan "los partidos con ritmo, con enredo", y el material es una pieza del engranaje.

"Las limitaciones de los pelotaris son las que marcan los límites del material, por eso se deben adaptar las pelotas a las características de los pelotaris", desgrana Juaristi. Ocurre que en semejante vorágine, son tan sutiles las diferencias entre las pelotas -"porque se trata de las sensaciones que uno tiene al golpearla, de cómo se sienta en ese momento", destaca García Ariño-, que se da la paradoja de que en numerosos partidos los manistas juegan con el material del contrario "porque les va mejor en ese momento y pueden hacer daño al rival. Tal vez se hayan quejado sobre el material del contrario en la elección, pero en el partido si les va bien o mal a los contrarios, lo utilizan y no dicen nada sobre lo que antes habían criticado", desgrana Juaristi, al que debido a su cargo se dirigen las miradas cuando los pelotaris rellenan la hoja de reclamaciones desde sus gargantas. Y eso que a menudo a los propios pelotaris les cuesta reconocer sus cueros, las pelotas elegidas por ellos días antes. "Saben qué pelotas son las que han elegido porque llevan una marca, porque si no la tuvieran, muchos no sabrían qué material es el que les corresponde a ellos y cual al contrario". Para eso están los señores del cuero.