Que estamos al borde de un abismo sin retorno posible es algo que no se le escapa a nadie que reflexione con frialdad sobre la guerra de Ucrania, a la luz de las desinformaciones publicadas a diario y de los partes de guerra del agresor EEUU/OTAN/Putin, recibidos en los últimos meses, esos que han creado doctrina social.
Y no solo eso, sino que en los últimos días, los acontecimientos bélicos se han acelerado de manera alarmante. Hace mucho meses que empezó la Tercera Guerra Mundial, lo diga el papa o cualquiera que esté al tanto de las noticias que no sean las de las consignas de la OTAN, gracias a la invasión rusa de Ucrania, por supuesto, eso no lo niego. Repulsivo asunto.
Hablaban de paz y preparaban la guerra con minucia. Si quieres la paz, prepara la guerra. No. Bajo esa expresión latina está el si quieres la guerra, prepárala, prepárala, corre, corre, que te falta tiempo, sin descuidar detalle alguno, empleando en ellos todos los medios a tu alcance: militares, económicos, mediáticos. Mientras hablas de paz, el público aplaude los desfiles de carros de combate (chatarra en el caso español) y se lamenta de que la economía de guerra nos haya tocado los bolsillos: el frío, la pobreza, la cazuela.
Hace unos meses, el criminal de guerra Biden amenazaba con cargarse el gaseoducto del mar del Norte. Lo hizo de manera expresa e inequívoca. Como si no hubiese dicho nada. No se acuerdan, no dicen, lo dicho no cuenta. Ahora, los acontecimientos de la guerra EEUU-OTAN-Rusia sobre suelo y espaldas ucranianos, se aceleran y no hay tiempo para el pasado inmediato. El polvorín está a reventar, las tropas se aprestan en las fronteras rusas con ganas de invasión y guerra directa.
Está bien que España saque pecho y se apunte a presentar demandas contra Rusia y hasta contra el Moro Muza por crímenes de guerra. Ojalá lo hubiese hecho en el caso de Irak y lo hiciera en tantos otros lugares que sus servicios jurídicos no darían abasto.
Está bien que este Capitano Spavento della Valle Inferna, matamoros de pueblón, que tenemos como presidente de gobierno no reconozca los territorios ucranianos en conflicto desde hace mucho, incorporados con urnas, tanques y guerras viejas a Rusia, pero sería mucho más deseable que no reconociera la apropiación del antiguo Sahara español por parte de Marruecos, país al que lacayea sin recato, no sé si a base de mucho cuscús royal. Lameculismo de primera, política exterior española genuina, tradicional. Y lo que vale para un sitio, no vale para otro. El juego está amañado. Lejos, cerca y donde menos te lo esperas. Aplaude, vota, haz patria.
Y puestos a denunciar crímenes de guerra y muy graves atetados a los derechos humanos que defiende esta guerrera UE, la del Collera Borrell, no estaría de más que denunciaran la violación sistemática de derechos de Pablo González por parte de Polonia. ¿Qué hace el gobierno español? Mirar para otra parte, mentir con desvergüenza manifiesta y nada practico, mientras contempla con crueldad un trato inhumano destinado a quebrar la salud del reportero. ¡La guerra! ¡La guerra! Sí, pero qué sucia retaguardia es la nuestra, con muertos y excluidos y delincuentes impunes (Díaz Ayuso) porque la fiscalía del Estado está a otras o a ninguna, qué más da. Los perros de presa están a lo que azuce el amo y el amo en este caso ordena que saquen a pasear la chatarra.
Es bueno hablar de la invasión abusiva de Ucrania por parte de Rusia, pero para entenderla creo que hay que examinar los muchos antecedentes que tuvo ese acto de guerra, que se ocultan y tergiversan de una manera que invita a predecir un futuro de engaño, censura y violencia institucional por sistema. En todo caso estamos tan empapados de propaganda y consignas OTAN y UE, de la mano del Collera Borrell, que es por completo inútil siquiera planteárselo. Incluso nos faltan ganas de reflexionar sobre ese asunto, con sobrevivir y verlas venir, es decir, con ver en qué medida lo que ha sucedido y va a suceder nos puede afectar de manera individual a nuestros intereses, nos basta y nos sobra. El culpable hace ya mucho que está señalado: Putin, y no hay más que hablar. Todo lo demás, sobra, solo cabe el aplauso, el berrido guerrero.