Ponga un burro en su vida. Y alguna se preguntará para qué necesita otro. Viene a cuento aquel dicho que aprendí en mi estancia cordobesa de grato recuerdo, cuando eso del poliamor tenía otro nombre: ¡La mujer que tiene dos velas encendías, no es tonta, sino advertía...! Cuando una vela se apaga, otra se queda encendía. Pero tampoco va de candelas la cosa. Ya han pasado las procesiones.

Me refiero al asno (equus asinus africanus), un “animal solípedo –un solo dedo– como de metro y medio de altura, con las orejas largas y la extremidad de la cola poblada de cerdas. Es muy sufrido y se le emplea como caballería y como bestia de carga y a veces también de tiro”. Ya iremos matizando.

Es preocupante que, como consecuencia de la industrialización de la agricultura y el abandono del campo, la especie asnal, por no tener un uso productivo, se está extinguiendo en Europa y, en lo que a España se refiere, la situación es crítica, ya que apenas quedan 30.000 ejemplares entre las seis razas existentes: andaluza, vizcaína o de las Encartaciones, catalana o de Vich, la de mayor alzada, balear, zamorano-leonesa y la majorera de Fuerteventura, todas en peligro de extinción e integrantes de nuestro patrimonio cultural. 

Un equipo de científicos de la Universidad Toulouse III-Paul Sabatier, liderado por Evelyn Todd, investigadora del Centro de Antropobiología y Genómica de Toulouse CAGT, secuenció los genomas de más de dos centenares de ejemplares modernos y antiguos de asnos, incluidos quince salvajes. En sus conclusiones, publicadas en 2022 por la revista Science, aseguraban que el asno se domesticó en África oriental hace más de 7.000 años, siendo utilizado como animal de trabajo y expandiéndose, en los mil años siguientes, por el mismo continente y por Eurasia, donde las subpoblaciones se aislaron y diferenciaron. Eran ejemplares de poca alzada.

Su alimentación es herbívora y aprovecha el agua de todas las plantas que ingiere, por lo que no necesita beber mucho, lo que le convierte en una de las especies mejor adaptadas para vivir en el desierto. Sus orejas de gran tamaño, le sirven de termorregulador. Es muy austero a la hora de comer, requiere dietas bajas en proteínas, azúcar y almidón y altas en fibra, por lo que la cebada y la paja, complementada con algo de pasto, constituyen su ración ideal. Los asnos salvajes y los machos domésticos viven aislados unos de otros, al contrario que los caballos y cebras, que viven en manadas.

En general, es extremadamentesensible, dócil e inteligente, dotado de una gran memoria que le permite reconocer a sus dueños después de varios años sin verlos, por lo que establece grandes vínculos son su familia humana, convirtiéndole en una mascota ideal para una casa de campo, donde puede desempeñar las funciones de jardinero y bombero, manteniendo cortado el césped e impidiendo que crezcan las zarzas y arbustos, y de guarda de seguridad, porque tiene un sentido del olfato muy desarrollado. Es capaz de detectar olores a diez kilómetros de distancia y sus rebuznos pueden anunciar la presencia de extraños en su entorno, a los que pueden llegan a enfrentarse golpeando con las manos, dando fuertes coces con sus patas o propinando dolorosos mordiscos.

Durante el imperio romano se intercambiaron ejemplares entre Europa y África a través del mar Mediterráneo, a la búsqueda de linajes gigantes a través de la consanguinidad, para la posterior producción de mulas. La evidencia genética corrobora los textos de aquella época al mencionar que la cría selectiva de animales de estatura excepcional se trataba de una práctica común y un negocio lucrativo.

Un regalo real

El regalo de Carlos III a George Washington. El periplo de Royal Gift, de Ediciones Doce Calles, S.L. Es el libro del veterinario zamorano Dr. José Emilio Yanes García, en el que describe, con el debido respaldo documental, el regalo de dos garañones de raza zamorano-leonesa, del rey Borbón al general de la recién nacida república norteamericana en 1784. Los burros partieron de Zamora a Bilbao embarcando rumbo a Mount Vernon, la enorme finca propiedad de George Washington a orillas del Potomac, en Virginia, donde la raza asnal era casi desconocida y más aún el ganado mular. Quien fuera primer presidente de los Estados Unidos deseaba producir y extender su cría y explotación del ganado mular por todos los estados de la nueva nación. Un episodio histórico que en España se silenció para no importunar más de lo debido a los ingleses y terminó por caer en el olvido, pero que en América tuvo gran repercusión y que ahora queda al alcance de los interesados.

Mula

O mulo, que de ambos sexos pueden ser. Es el híbrido del cruce de un burro con una yegua y el producto tiene características de ambos. Más fuerte e inteligente que el caballo, con los cascos más fuertes y, al tener la piel más dura, muestra una resistencia natural a muchas enfermedades e insectos. Muestra un elevado instinto de conservación que le impide exponerse a situaciones que considere peligrosas. De ahí viene lo de “terco como una mula”. De los asnos hereda la resistencia a las condiciones físicas y al trabajo.

Los machos son estériles por una anomalía en la vesícula seminal, las hembras no. A consecuencia del diferente número de cromosomas de las especies de las que proviene, los burros tienen núcleos de 62 cromosomas y los caballos los tienen de 64. De quedar gestante una mula y llegar a término, la cría es inviable. Los mulos, al igual que los burros que no se van a destinar a sementales –garañones–, suelen castrarse.

Burdégano

Es el animal resultante del cruce de un caballo con una burra. Más difícil de conseguir porque el caballo es más selectivo a la hora del apareamiento y el producto menos apreciado en el mercado por su menor estatura. También es estéril.

Hoy domingo

Habitas, guisantes y espárragos de Olite. Bonito con tomate. Fresas y arándanos. Tinto Izadi 2018, reserva de 2015. Agua del Añarbe. Café y petit fours. l