Pélet o pellets. Un anglicismo que ahora, gracias al Toconao y al apoyo entusiasta de los medios de desinformación, adquiere carta de naturaleza en el idioma cervantino. Son elementos de variada procedencia, desecados y comprimidos –extruidos–, presentados en pequeñas formas geométricas. Pueden ser fabricados a partir de residuos de serrerías, carpintería o limpieza de bosques que se utilizan para calderas o chimeneas, con alto poder calorífico. Los hay alimenticios, con diferentes ingredientes para personas –barritas– o como piensos para animales. Incluso los hay de uso farmacológico –implantes–. Pero, hablaremos de la granza.

Granza

Se obtiene por extrusión del polvo fundido, obtenido en los reactores de polimerización. Es la forma más habitual con la que los grandes fabricantes de diferentes tipos de plásticos venden el material a los llamados “transformadores”: empresas que fabrican objetos de plástico en morfologías variadas. Tiene aspecto de lenteja, más o menos esférica, y un diámetro inferior a cinco mm. Me enteré de su existencia hace 40 años, de la mano de dos amigos en Legazpi, visitando su empresa transformadora para fabricar objetos de plástico, Plasnor. Allí me informaron del origen, uso y tipos de granza. Fundida a presión y moldeado el producto resultante de forma conveniente, dará origen a utensilios muy diversos y de uso diario: botellas, recipientes tipo tupperware –en los que los hijos se llevan la comida de casa de sus padres y los devuelven vacíos y, a veces, limpios–, tuberías, cubiertas para invernaderos, redes de pesca e incluso juguetes. De hecho, en aquella visita me regalaron un prototipo de coche con pedales, de color naranja, para mi hija, entonces de dos años, que anduvo por nuestra casa un tiempo hasta que lo legamos a unos sobrinos. Por ahí seguirá rodando porque era indestructible.

Posteriormente, he tenido un profesor particular, una autoridad en polímeros, que me ha resuelto varios problemas técnicos durante mi vida profesional y me ilustra en la actualidad a través de su Blog del Buho.

Como todos sabemos, el buque Toconao perdió cinco contenedores. Uno de ellos, con 1.050 sacos de granza, de 25 kilos cada uno. Los otros llevaban pasta de tomate, neumáticos, barras de aluminio y rollos de papel film que Neptuno sabrá aprovecharlo.

Polietileno (Pe)

Un plástico inerte que, en este caso, lleva un aditivo (UV 622), estabilizador de la luz, de baja volatilidad, resistente a la migración y muy poco soluble en agua –dos detalles muy importantes desde la perspectiva contaminante, porque tardará en migrar el aditivo, de la granza al agua o no lo hará– y resistente a las altas temperaturas. Mejor. Además, flotan. De hecho, han arribado a las playas de Cedeira 75 sacos. También lo harán en otras playas, porque la mayoría van a la deriva. Otros se romperán al impactar con las rocas, liberando su contenido en forma de cientos de millones de bolitas, de 20 miligramos cada una que, en algunos casos, pueden llegar a las playas y provocar el lógico impacto visual. La fauna marina puede ingerir las perlas, aunque en la mayoría de los casos serán expulsadas por las heces. A la bibliografía técnica me remito y nos lo recordaron mis distinguidos colegas, tanto el conselleiro del Mar, Alfonso Villares, como el de Pesca de Cantabria, Pablo Palencia. Difícil que llegue a los humanos. Si acaso, a través de algún molusco bivalvo (mejillón o almeja) o crustáceos como la nécora, buey o centollo. Más difícil todavía que lo traguemos.

No tenía que haber ocurrido y no debemos minimizar el hecho. Ahora se descubre que en nuestras playas vascas también hay granza desde hace mucho tiempo y no es del Toconao.

De hecho, la presencia de granza en las playas comenzó a preocupar a las autoridades americanas a finales de los sesenta y, a partir de 2004, se incluyó en ese amplio concepto de los “microplásticos”, aunque su porcentaje en el total de basuras marinas plásticas no alcance el 1%.

‘Prestige’

Me tocó el triste honor de detectar las primeras manchas de galipote del Prestige en Ondarreta, en 2002. Llamé a mi alcalde y aplicamos el operativo diseñado en coordinación con el Gobierno Vasco, con el que ya veníamos colaborando. Eficaz y eficiente dispositivo que debería figurar en los manuales de atención de emergencias en todo el mundo. Incluso fuimos a Biarritz a explicárselo a su alcalde, Didier Borotra.

Resulta inevitable recordar el naufragio del Prestige, los hilitos de plastilina, el Nunca mais, los miles de voluntarios vestiditos de blanco, los catastróficos augurios de los ecologistas, los lamentos de mariscadoras y pescadores por la tragedia que se cernía sobre sus cabezas y la posterior mayoría absoluta del Partido Popular en las elecciones autonómicas, a golpe de talón. O de sobre.

No es el mismo caso. Aquellas 70.000 toneladas de hidrocarburos, algunos altamente tóxicos para la fauna y los humanos (las afecciones de los brigadistas están bien referenciadas) no son comparables a este caso. Incluso recomiendan que los voluntarios no intervengan porque, lo publicaba recientemente la American Chemical Society, “aunque bienintencionadas, las técnicas sin regulación pueden causar consecuencias no deseadas”. Los científicos chafando las iniciativas populares ecologistas, precisamente ahora, en campaña electoral en Galicia.

Frivolidad

El episodio se convierte en arma arrojadiza en campaña electoral gallega. La negación de la evidencia, primero, y las estrambóticas demandas de la Xunta reclamando un remedo de la Sexta Flota. Y la contestación del secretario de Estado de Medio Ambiente, al manifestar que “el plástico no es comestible”, soslayando sus usos alimentarios. Oh, la gauche divine, malgré, c’est magnifique. Con todo, me temo que repetirán la mayoría absoluta.

Hoy domingo

Arroz Kerar con mejillones y langostinos. Merluza en salsa verde. Naranja. Café. Vino tinto crianza Baigorri. Agua del Añarbello.