Leo en NOTICIAS DE GIPUZKOA de fecha 25 de mayo de 2021 un artículo firmado por Jose María Esparza Zabalegi sobre una presunta actitud del general carlista don Tomás de Zumalacarregui a favor de la independencia del Reino de Navarra y de una República Vasca.

Conocí al autor del artículo hace nueve o diez años en el acto carlista de Montejurra, y después comimos juntos en el Círculo Carlista de Estella. Rrecuerdo que me lo presentó Francisco Zamora y estaba sentado frente a frente mío. Fue una comida muy agradable, con una conversación sobre temas de historia en la que también participó el historiador asturiano Javier Cubero de Vicente.

Después de la comida pregunté a la persona que me lo había presentado quién era el contertulio, y me contestó que no era carlista, pero que tenía mucho interés por los temas relacionados con la historia del carlismo. Me dejó un grato recuerdo. Después de haber leído su artículo me veo en la obligación de hacerle unas observaciones.

Menciona como fuente de información una carta de fecha 9 de abril de 1834 escrita por Zurbano (agente de negocios de la Diputación en Madrid) dirigida al secretario de la Diputación de la misma, don José Basset (es decir, escribe a la más alta instancia de las instituciones navarras liberales), en la que le dice que ha llegado a Madrid una proclama de don Tomás Zumalacárregui en la que "dice que en atención a la inaptitud y abandono con que mira la defensa de su causa don Carlos, se declara el Reino de Navarra y provincias vascongadas en República Federal, y para ello se convocarán a los estados luego que las circunstancias de la guerra lo permitan".

Esta carta ya la hizo pública el historiador Sorauren hace tiempo, habiendo quedado demostrado que la misma se produjo para atemorizar al Gobierno de una posible escisión del territorio a fin de que, ante la caótica situación militar del ejército, se enviasen más refuerzos para contener a los carlistas. No era sino una maniobra alarmista.

No pongo en duda los conocimientos de la historia de Euskal-Herria de José María Esparza, y por ello, por si no lo conocía o había olvidado, le menciono que estando don Tomás de Zumalacárregui el 11 de abril en Piedramillera, recibió de manos de un vecino de Burgos, vestido de arriero, una carta de don Carlos, que a la letra decía así:

"Mi real ánimo y corazón se hallan dulcemente afectados ha ya muchos días al contemplar los heroicos esfuerzos que hacen a favor de la religión y de la legitimidad de mis derechos las provincias de Álava, Guipúzcoa, Navarra y Vizcaya, a quienes nombro sin preferencias, siguiendo sólo el orden alfabético. Mis reales sentimientos manifestados en la alocución adjunta, quiero que se publiquen a la faz del mundo entero: tratad, hijos míos, de reimprimirla con este grande objeto, pues vuestros hechos obscurecen ya el heroísmo de todos los pueblos. Más de una vez os he dirigido mis oficios o cartas, pues estoy con el sentimiento de que quizás no han llegado a vuestras manos.

Digno jefe Zumalacárregui, os encargo que hagáis presente mi real gratitud a todos los que mandan las divisiones y también a la junta de esas cuatro provincias. Confirmo cuantos grados militares haya dispensado, o los que vos u demás hayáis concedido, y la autorizo para esto y cuanto sea necesario y oportuno al grande fin os habéis propuesto, para lo que deposito esta parte de mi autoridad soberana. Trabajad con unión y alejad de vosotros todo espíritu de discordia y aun los más imperceptibles elementos de división. Fijad sólo los ojos y el corazón en Dios, en mí y en la nación española. Vosotros sabéis lo que conviene a esas provincias en el orden civil y administrativo. Sentado sobre mi solio he de conservar sus fueros. Para todo os revisto de la facultad necesaria. Os dirijo también el decreto de ley penal que he mandado publicar con el objeto de prevenir las violencias del gobierno usurpador. Como no se pueden multiplicar escritos, vos, el mariscal de campo de mis ejércitos, don Tomás de Zumalacárregui, pondréis en conocimiento de la junta y demás jefes militares toda esta mi soberana voluntad. A los oficiales, soldados y pueblomanifestaréis mi amor. Obrad con prudencia sí, pero con desembarazo, porque hijos tan amados por sus virtudes deben proceder con libertad, pues tienen a su favor todo el lleno de la voluntad de su padre. Este es el concepto bajo el que me habéis de mirar, y la preciosa joya de mi corona. Si alguna vez fuera conveniente conceder gracias a los jefes y demás de la reina viuda, todos tenéis mi autoridad. Palacio de Villa Real, 18 de marzo de 1834.- Carlos, Rey de España".

Todo este párrafo ha sido recogido en su libro titulado Vida y Hechos de don Tomás de Zumalacárregui escrito por don Juan Antonio Zaratiegui ( general del Ejército carlista y colaborador de Zumalacárregui), en su Capítulo IV. Añadiendo a continuación lo siguiente: "Cuando esta carta fue leída en alta voz al frente de las tropas, el entusiasmo que causó tanto en ellas como en el pueblo llegó a su colmo. Zumalacárregui decía de este documento que equivalía a un auxilio de veinte mil hombres". Se ha intentado muchas veces desvirtuar el carlismo de Zumalacárregui adjudicándole una ideología que no tenía, llegando a decir que fue el primer gudari muerto por Euzkadi, pero la verdad es la verdad, y cien mentiras no se pueden convertir nunca en una verdad. Sería dar la razón a los nazis y a otros grupos totalitarios que han procurado tergiversar la historia en beneficio propio.

No constituye una crítica al artículo anteriormente referenciado, sino una aclaración sobre la verdad de los hechos.