a apuesta de la Viceconsejería de Formación Profesional del Departamento de Educación, de mantener la presencialidad en la formación ha sido una decisión absolutamente acertada. Los centros de FP hemos monitorizado a tiempo real tanto los positivos por Covid de alumnado y profesorado como el confinamiento de ambos colectivos. Estos datos se han enviado diariamente a la VCFP para que, tras su análisis, se pudieran tomar decisiones conjuntas y eficaces, basadas en datos reales.

El dato de alumnado confinado apenas ha alcanzado puntualmente el 3%, o dicho de otro modo, el llamado coeficiente de presencialidad del alumnado en FP ha sido siempre superior al 97%. Un magnífico dato, consecuencia también del serio trabajo de contención que se ha hecho en los centros de formación profesional, respetando y exigiendo al mismo tiempo a todas las personas el cumplimiento de las normas establecidas con el objetivo de desarrollar una actividad segura. Y, efectivamente, la colaboración de alumnado y de profesorado ha sido ejemplar; comprobar el grado de compromiso de nuestros jóvenes (en grado superior, en grado medio y en formación profesional básica) dentro de las aulas, talleres y laboratorios ha sido conmovedor.

Si confrontamos este formato de presencialidad que ha tenido lugar en Euskadi con el que ha acontecido en otros países de Europa, comprobamos que en los centros de FP de muchos países europeos la formación presencial ha sido sustituida por una formación a distancia, evidentemente coja en la adquisición de destrezas derivadas de la realización de unas ausentes prácticas presenciales. En este sentido, podemos decir, que el alumnado de esta promoción de 2021 de la FP de Euskadi, tal vez, de la llamada promoción Covid, ha adquirido unas mayores y mejores competencias tecnológicas comparadas con alumnos/as de otros centros de FP europeos, fruto, insisto, de una bien gestionada presencialidad.

Según los datos recabados por Hetel en diciembre de 2020 (con las empresas inmersas en una crisis sanitaria y laboral), el 66% del alumnado egresado (en el caso de los ciclos de grado superior llegaba a rondar el 70%) estaba trabajando y, además, más del 75% lo hacía en ámbitos profesionales directamente relacionados con los estudios realizados. El alumnado que se había decantado por desarrollar su itinerario formativo en formato dual obtenía una inserción laboral del 77%, es decir, 11 puntos superior.

Pero, además de lo anterior, es momento de detenerse a analizar un aspecto que, sin duda, marcará a las promociones siguientes. El confinamiento del 2020 impidió en la formación profesional la ejecución de numerosas horas de prácticas en el primer curso de los ciclos, periodo indispensable para alcanzar la cualificación profesional necesaria, pero, en su lugar, se trabajaron y desarrollaron, tanto en ese periodo como en el curso actual 2020-2021, competencias y valores que aportarán a nuestras empresas nuevas oportunidades.

Entre estas competencias debemos señalar las competencias digitales (los y las jóvenes dominan numerosas herramientas digitales para realizar proyectos en equipo, para evaluar, para presentar, para debatir, para interrelacionarse con otras personas de su equipo…), las competencias personales (autoaprendizaje, toma de decisiones, resiliencia, creatividad, mejor gestión del tiempo, asunción controlada de riesgos, toma de decisiones…) y las competencias interpersonales o grupales (colaboración eficaz, ayuda por defecto, concurrencia de objetivos…). Asimismo, debemos mencionar valores como la empatía (qué importante ha sido para todos/as saber entender la situación personal del compañero/a), la resiliencia (cada día, cada semana, cada reto, cada evaluación, un nuevo inicio), el compromiso (sin tiempo para despistes, cumpliendo los objetivos, respetando las normas), la solidaridad (trabajando como equipo desde primera hora de la mañana hasta última de la noche), la honestidad (no hay lugar para tretas) o el rigor (es momento de establecer realmente las prioridades, tanto personales como académicas).

Teniendo en cuenta todos estos ingredientes, los de carácter más técnico por descontado, pero, sobre todo, haciendo hincapié en otros menos tangibles, pero, al mismo tiempo, mucho más poderosos, duraderos, necesarios y portadores de un valor enorme, cabe concluir que esta promoción de la formación profesional, la promoción Covid, será, es, la mejor promoción que ha tenido nunca la FP de Euskadi y que marcará un antes y un después en los aprendizajes y desarrollos en los centros de FP. Un grupo de más de 13.000 jóvenes titulados/as que establecerá el año 1 en una FP de Euskadi cimentada, sobre todo, en los valores.

Una promoción formada por chicas y chicos que trasladarán a las empresas su lado más humano del aprendizaje, la mejor aportación que podrían realizar.

Presidente de Hetel