oy, 10 de octubre, celebramos el Día Mundial de la Salud Mental, una jornada que nos ayuda a tomar conciencia de la necesidad de cuidar nuestra mente, porque los trastornos mentales no discriminan: todas y todos podemos sufrir problemas de salud mental en algún momento de nuestra vida. Precisamente, la OMS nos recuerda que los problemas psíquicos alcanzan a una de cada cuatro personas, y los padezcamos o no en primera persona, siempre habrá gente a nuestro alrededor afectada por algún tipo de trastorno mental. No es tiempo de mirar a otro lado: debemos escuchar y apoyar a quienes más lo necesitan.

La situación actual es especialmente complicada para toda la sociedad. Las consecuencias sanitarias, sociales, económicas, laborales y personales de la pandemia están afectando de forma directa e importante a la salud mental de la población, tanto de aquellas personas que ya tenían un problema de salud previo como de aquellas otras que se encuentran en riesgo de desarrollarlo. En concreto, los niveles de ansiedad, miedo, soledad, distancia social, restricciones, estrés e incertidumbre se han extendido e incrementado en los últimos meses.

Por ello, desde Fedeafes, la federación de Euskadi de asociaciones de familiares y personas con problemas de salud mental, reclamamos una mayor inversión en esta área. Con los mismos recursos no se puede dar respuesta a situaciones excepcionales como las que vivimos en la actualidad, si no es a costa de aminorar la calidad de la atención en otros servicios igualmente necesarios.

Los recursos destinados a salud mental eran ya insuficientes antes de la pandemia, pero tras la llegada del COVID-19, se hace más necesario que nunca dotar a todos los ámbitos implicados de los recursos necesarios, de forma que la atención comunitaria se convierta en una realidad.

Así, Fedeafes se suma un año más a las reivindicaciones del movimiento asociativo estatal, coordinado por la confederación Salud Mental España, bajo el lema Salud Mental y Bienestar: una prioridad global. Nuestro objetivo es conseguir que todas las personas que lo necesiten tengan acceso de forma gratuita a unos servicios públicos de salud mental de calidad y adecuados a las necesidades de cada persona. Para ello, sin duda, se requiere un claro incremento de la inversión en este campo.

Esta época que nos ha tocado vivir, hemos visto destacada la, sin duda, importantísima labor de profesionales del ámbito sanitario que han estado en primera línea de batalla, así como de personal de supermercados, de limpieza, de residencias€ Pero también ha sido esencial el trabajo de otros sectores, como el de las y los profesionales de la salud mental, pese a que no haya sido tan visibilizado.

Numerosas personas han podido sobrellevar esta situación gracias al apoyo recibido desde las asociaciones del tercer sector social, entidades sin ánimo de lucro que han estado dejándose la piel por recomponer y transformar su acción para ayudar a las personas en los peores momentos de la pandemia, y que continúan ofreciendo su servicio con todas las mediadas de seguridad y con una atención de calidad.

Es una labor menos visible que la de otros ámbitos profesionales, pero no menos importante para muchas personas y familias. No olvidemos que, según datos de Osakidetza, cada dos días se suicida una persona en Euskadi, y que el 9% de los hombres y el 17% de las mujeres presentan síntomas de ansiedad y/o depresión.

Por ello, aprovechamos estas líneas para reconocer la labor de todas las personas profesionales o voluntarias que han trabajado y siguen trabajando a favor de la salud mental; y en especial, queremos mencionar el buen hacer de las asociaciones miembro de nuestra federación (Agifes, Asafes, Asasam y Avifes) que dedican todo su esfuerzo a acompañar, atender y reconfortar a las personas con problemas de salud mental y a sus familiares.

Queremos, asimismo, reflexionar sobre la situación actual. Las medidas de distanciamiento social que han sido tomadas para frenar el contagio no deberían impedir el contacto con nuestro entorno. Debemos velar porque ese distanciamiento no se convierta en aislamiento para las personas; el apoyo emocional es vital en estos tiempos. Por lo tanto, animamos a todas aquellas personas que necesiten ayuda psicológica, y a quienes tengan cerca a alguien que pueda requerir este tipo de apoyo, a que contacten con su asociación más cercana. Con más de tres décadas de experiencia en salud mental, las entidades que componen Fedeafes tienen sus puertas abiertas a todo aquél que lo necesite.

Salvemos las distancias. Que el distanciamiento social no te aísle.

Presidenta de Fedeafes (Federación de Euskadi de asociaciones de familiares y personas con problemas de salud mental)