Parece que hay ya una coincidencia general en todos los ámbitos económicos, institucionales y sociales de Euskadi en la percepción de que este país ha perdido el liderazgo económico y empresarial que tuvo hasta hace unos pocos años y que se está quedando rezagado en su potencialidad industrial, en medio de una Europa que se encuentra en una situación de estancamiento económico y de recisión por la importante crisis industrial que está sufriendo.
Llama la atención que está aceptación general de que la economía vasca ha perdido el punch que tuvo en el pasado, se produce dos años y medio después de que el foro Zedarriak, integrado por relevantes figuras del mundo empresarial vasco, hiciera este diagnóstico como conclusión de un informe de 64 páginas en el que analizaban la situación económica y social de la Comunidad Autónoma Vasca (CAV).
Las conclusiones de ese trabajo provocaron una reacción airada del entonces Gobierno Vasco, presidido por el lehendakari, Iñigo Urkullu, que llamó a capitulo en Ajuria-Enea a sus miembros para expresarles su disconformidad con su contenido que, en su opinión, poco tenía que ver con la realidad del país y significaba una expresión de una opinión negativa, en aquel momento incipiente, que existía sobre la gestión en algunos asuntos de carácter público. El propio Urkullu calificó la iniciativa como una “utilización espuria de la realidad de Euskadi» para «desprestigiar» a sus instituciones. Tal fue la presión de Ajuria Enea que, a las primeras de cambio, dos de sus miembros dimitieron y abandonaron el foro.
El mismo Gobierno Vasco, aunque en esta ocasión presidido por el lehendakari Imanol Pradales y con un consejo de gobierno renovado en su totalidad, salvo tres excepciones, participa de esa preocupación a tenor de la falta de crecimiento que se está registrando en la economía de los principales países tractores de Europa por la crisis de la industria de la automoción. Una realidad que empieza ya a afectar a empresas vascas, en este momento, de pequeña dimensión y vinculadas al sector de la automoción, que han anunciado su cierre por la falta de pedidos. En Europa, según algunos analistas, hay ya más de una veintena de procedimientos de despidos colectivos en la industria que alcanzan a 130.000 trabajadores con la salvedad de que esta cifra no es definitiva, sino que se incrementará en las próximas semanas. Hay que señalar que este preocupante registro solo procede de empresas que superan los 1.000 trabajadores.
En esta línea, el observatorio socioeconómico de Euskal Herria, Gaindegia, que estos días está celebrando el XX aniversario de su constitución, ha presentado un informe de los indicadores socioeconómicos de las dos últimas décadas, en el que se refleja que el sector industrial, a pesar de que sigue teniendo un gran peso en el PIB vasco -actualmente del 24,2%-, sin embargo, su aportación se va reduciendo en los últimos años en favor del de los servicios.
Con esta realidad y a la espera de que una consultora privada elabore el Plan de Desarrollo Industrial 2025-2028, que deberá aplicar el departamento de Industria, bueno será que de los mensajes voluntaristas de mantener la ilusión y el entusiasmo desde la premisa histórica de que Euskadi ha sabido superar situaciones económicas peores como las registradas en los años 80 y 90 del pasado siglo, se pase cuanto antes a la acción porque el tiempo apremia y el resto de las economías mundiales siguen avanzando. Es necesario volver a poner el foco en la industria y situarla como principal objetivo de país y ser parte activa de la nueva estrategia que se está llevando a cabo para la reindustrialización de Europa.
Y en este sentido, la figura del auzolan, que tan arraigada está en nuestra cultura, debería de ser la fuente de inspiración de un nuevo esquema institucional desarrollado en el seno del Gobierno Vasco vinculado al despliegue de una diplomacia empresarial para la atracción de inversiones a este país y fomentar la internacionalización de nuestras empresas. Una alianza triangular en la que participen el departamento de Industria, la Secretaria General de Unión Europea y Acción Exterior y la Agencia Vasca de Internacionalización-Basque Trade & Investment, una sociedad pública vinculada a la SPRI.
Se trata de aplicar la diplomacia empresarial, tan importante en estos momentos de cambios geopolíticos que se están produciendo en el mundo, a través de una estructura institucional que sea punta de lanza para fomentar y apalancar la presencia de las empresas vascas en los principales mercados del mundo y captar inversiones empresariales para establecerse en este país.
La idea de la constitución de esta nueva estructura institucional destinada al desarrollo y progreso económico y empresarial de Euskadi parte de la positiva experiencia vivida en el Smithsonian Folklife Festival que se celebró en 2016, en Washington y que tuvo a Euskadi como país invitado. En paralelo a este evento, al que acudieron alrededor de un millón de personas en las tres semanas que duró el festival, uno de los de mayor concurrencia que se celebran en Estados Unidos, se desarrolló una agenda empresarial de primer nivel en donde participaron las principales empresas tractoras vascas con empresas del sector energético estadounidense.
En las jornadas en las que tuvo lugar el Smithsonian Folklife Festival, que sirvió para dar a conocer la cultura y la identidad vasca a los ciudadanos estadounidenses, un total de 41 empresas, las más importantes de Euskadi, pudieron establecer contactos con compañías norteamericanas que dieron lugar a unos positivos resultados, cuyas consecuencias se están viendo hoy en día.
Fue la mayor exhibición de lo que es y representa Euskadi que jamás se ha hecho en un país extranjero. Aunque la iniciativa estadounidense fue aceptada por la Diputación de Bizkaia, ante la falta de visión que demostró la entonces responsable de la secretaría general de Acción Exterior del Gobierno Vasco, al no sumarse a la invitación, sin embargo, vistas las perspectivas y oportunidades que ofrecía el evento y el apoyo de patrocinadores institucionales, se incorporó el departamento de Industria que promovió la participación en la muestra de las principales empresas tractoras vascas.
Curiosamente, uno de los principales impulsores de que Euskadi fuera el país invitado en aquella edición del Smithsonian Folklife Festival fue el entonces delegado del Gobierno Vasco en Estados Unidos, Ander Caballero, -que dimitió de su cargo por desavenencias con el anterior Ejecutivo de Gasteiz-, y que ahora ha sido rescatado por el lehendakari Pradales que lo ha nombrado secretario general de Unión Europea y Acción Exterior.
En paralelo a la situación de incertidumbre económica en la que nos encontramos se están produciendo cambios importantes en este país como ha sido la elección de Joxerramon Bengoetxea como rector de la UPV-EHU, que puede significar un cambio rotundo hacía una universidad más volcada e integrada en la sociedad de lo que ha estado hasta el presente. Se trata de que la universidad tome el protagonismo que le corresponde en la sociedad como un factor de suma importancia en el desarrollo y progreso del país. La universidad, no sólo es investigación y ciencia, sino también es el centro de formación de aquellos licenciados o doctores que se van incorporando en el importante papel de ser la base de la construcción de una sociedad basada en el progreso y bienestar social.
En este sentido, el informe de Gaindegia es determinante a la hora de situar la formación superior vasca en el nivel más alto de Europa, por detrás de Irlanda. El 53% de los ciudadanos de Euskal Herria posee en estudios universitarios o de FP superior, frente al 55% de Irlanda. Una fortaleza que, con el cambio de rector de la UPV-EHU, debe de servir de palanca para que Euskadi siga siendo uno de los protagonistas en la transformación económica que Europa tiene afrontar. l