“La empresa del futuro es un conglomerado de cerebros en evolución permanente”, decía el expresidente de Corporación Mondragon y fundador de Eroski, Antonio Cancelo, en una conferencia pronunciada hace varios años en Donostia, sobre la necesaria transformación de las empresas para afrontar de la mejor manera posible los retos de un porvenir que todavía se encontraba lejano. Y ese futuro, se ha hecho presente y se convertirá en un pasado que nos puede llevar por delante, si no somos capaces de reaccionar a tiempo con inteligencia y prontitud.

Se trata de colocar a las personas como ejes del desarrollo de los proyectos empresariales, partiendo de la base de la necesidad de que el conocimiento se presenta como un factor esencial en el crecimiento económico y en la capacidad de generación de recursos, sobre todo en una época de cambio de paradigma en la que vivimos. Gracias a la irrupción de la tecnología y la digitalización, muchas profesiones y puestos de trabajo que, hasta ahora, creíamos necesarios e imprescindibles están ya desapareciendo y son sustituidos por otros donde priman otros factores más intangibles, en donde el conocimiento es la base fundamental.

Por ello, las empresas no pueden despreciar la capacidad y el talento de sus trabajadores porque de ellos va a depender la consolidación y el futuro del proyecto. Compartir el proyecto empresarial, a través de la confianza, la transparencia en la comunicación y la participación de las personas que forman parte de su organización, se presenta como un elemento cualitativo importante si se quiere contar con compañías de éxito en el futuro y fuertemente arraigadas en su entorno.

Nos encontramos en un proceso de cambio a todos los niveles que necesitan de soluciones imaginativas para responder de manera eficiente a los nuevos retos que con carácter urgente debemos afrontar. La transformación digital nos ha modificado muchos parámetros de actuación hasta ahora habituales entre nosotros y ha hecho que las organizaciones sean mucho más transversales, a lo que hay que añadir la transición energética, agravada con la guerra en Ucrania, y la adversa evolución demográfica, que dificulta la atracción de talento. Por último, y no menos importante, la diferente visión que están aportando las generaciones jóvenes con las que inexorablemente hay que trabajar para tratar de incorporarlas a ese nuevo modelo de empresa que, por fuerza, tiene que ser más humanista.

Por ello, Fabrika, el centro de alto rendimiento para la transformación cultural de las empresas, proyectado por la patronal Adegi para implementar un nuevo modelo de organización empresarial y que fue inaugurado el pasado viernes, en Donostia, trata de dar una respuesta sólida y de futuro a esos importantes retos que tienen las compañías para asegurar su porvenir.

La importancia de este centro, que es pionero a nivel internacional, radica en que su actividad no solo se circunscribe al ámbito empresarial, de donde nació, sino que abarca a la administración pública, centros educativos, centros de investigación, etc., entendiendo que esa regeneración que deben asumir las organizaciones para situarse de la mejor de las maneras posibles en el nuevo paradigma debe ser amplia y tiene que afectar a todo el conjunto de la sociedad.

Otro elemento importante de Fabrika es que nace con una vocación universal porque la transición hacía un nuevo modelo de empresa afecta a todas las organizaciones, independientemente de su lugar geográfico, tamaño y de su carácter público o privado y no circunscrito a Gipuzkoa, sino como un proyecto de país y que transciende más allá de Euskadi en ese afán por buscar la mayor efectividad de las compañías y el bienestar de las personas en su conjunto.

En este sentido, Fabrika quiere seguir los pasos de Elkargi, que poco tiempo después de nacer se convirtió en la primera SGR de todo el Estado. Elkargi se gestó hace más de 40 años en Adegi para responder a los problemas de financiación que tenían las pymes en aquel tiempo, y que en el año 2022 ha formalizado avales por valor de 455 millones de euros, lo que significa un aumento del 23% respecto ejercicio anterior. Elkargi se ha convertido en un hub financiero que también atiende a empresas medianas y pequeñas con financiaciones de hasta 100 millones de euros, gracias a los acuerdos que mantiene con el Banco Europeo de Inversiones (BEI) y va a ampliar su actividad en los autónomos y empresas del sector cultural.

De la “fábrica” de Adegi también salió hace 27 años, la iniciativa, junto con los sindicatos ELA, LAB, CCOO y UGT, de poner en marcha la EPSV de empleo Geroa con el fin de que los trabajadores tuvieran una pensión complementaria a la pública en su jubilación. Geroa, fue una iniciativa de éxito pionera en todo el Estado y que, gracias a su buena gestión y funcionamiento, está siendo replicada por el Gobierno Sánchez para su implantación en las empresas españolas, cuando, contradictoriamente, por falta de liderazgo y apoyo institucional, desidia de empresarios y sindicatos, -algunos, por razones económicas y otros, ideológicas-, e intereses manifiestos de algunas entidades financieras vascas, su desarrollo no se ha proyectado nunca al conjunto de Euskadi. A día de hoy, el 36% de los trabajadores de Gipuzkoa tienen la protección y cobertura de Geroa que reparte entre sus socios jubilados una pensión complementaria media de 198,40 euros en forma de renta.

Gipuzkoa siempre ha sido un territorio innovador en el mundo de la empresa a la hora de poner en marcha iniciativas novedosas de éxito, que incluso se han convertido en un gran referente internacional como es el caso del movimiento cooperativo de Mondragon que se configura como el mejor ejemplo de empresas de economía social de base industrial en todo el mundo.

Partiendo de la cultura de auzolan, en otro tiempo tan arraigada en este país, conviene destacar el fundamental papel del modelo de participación de los trabajadores en las empresas, como es el caso del fabricante ferroviario CAF, que se ha convertido en uno de los grandes líderes del sector en el concierto internacional y una pieza fundamental en el desarrollo del tejido industrial vasco por su componente de compañía tractora. Y todo ello, sin mover su centro de decisión de Beasain. El hecho de que el 24,97% del capital de CAF esté en manos de los trabajadores explica la exitosa trayectoria de esta multinacional vasca a lo largo de todas estas décadas.

De este territorio surgió también el modelo vasco inclusivo de la participación de los trabajadores en la empresa desarrollado por la Asociación de Amigos de Arizmendiarrieta (ALE) y que, a pesar de contar con el apoyo unánime de todos los grupos del Parlamento Vasco para su aplicación en las empresas vascas, parece que está durmiendo el sueño de los justos por la falta de decisión de las instituciones en favor de su desarrollo.

En el plano institucional vasco, la Diputación Foral de Gipuzkoa es la única entidad que promueve de manera clara la participación de los trabajadores en las empresas gracias a la existencia de un programa de deducciones fiscales del IRPF a las personas que quieran formar parte de su capital. En el ejercicio del año 2021, un total de 612 trabajadores de 113 empresas decidieron tomar una participación en el capital de su compañía con un desembolso de 6,7 millones de euros. Una prueba más del proceso que se está produciendo en el seno de las empresas en su tránsito hacía modelos organizativos más participativos y humanistas. l