esde el momento que un banco se ha atrevido a sacar una herramienta financiera llamada roboadvisor para "facilitar las inversiones de cualquier cliente", incluso el "ahorrador que quiere iniciarse en el mundo de la inversión ante la subida de la inflación", tengo claro que soy un malpensado. A mí lo primero que se me vino a la cabeza es el robo de toda la vida y que si algún cliente en el futuro se sentía engañado, difícilmente podría argumentar que no estaba avisado. Bastan 1.000 euros, la paguita extra, que en vez de gastárnosla en caros artículos de primera necesidad, podemos invertirla a ciegas para que una máquina decida qué hacer con ella en tiempos de volatilidad, incertidumbre y convulsión. Hay quien piensa, por contra, que el dinerito está mejor debajo del colchón y que con una buena escopeta se puede defender la puerta de casa con solvencia. Ni así. Solo hay que ver cómo está el mundo y lo peligrosos que somos los de nuestra especie para nosotros mismos. Que le digan a un ucraniano de Mariúpol si fue buena idea guardar los ahorros en su casa bombardeada. Así que aprendan y fórmense, porque la mejor garantía de poder ganarse la vida o sobrevivir en un incierto futuro seguirá siendo, más que los ahorros, tener los necesarios conocimientos y habilidades; ya sea de caza o ingeniería. l