Como afirma la declaración que leyeron Arnaldo Otegi y Arkaitz Rodriguez, el pasado ya no tiene remedio y nada de lo que se puede decir o hacer hoy reparará el daño causado ayer. Por eso, sin olvidar el pasado, lo que corresponde hoy es mirar al futuro, que será de una forma o de otra en función de lo que se diga y haga en el presente. Creo que el texto leído ayer en el palacio de Aiete en el contexto del décimo aniversario de la conferencia tiene el valor de que apunta a mañana, en la dirección de mejorar las cosas para las generaciones futuras. En mi opinión, siendo importante el reconocimiento de que el sufrimiento nunca debió de haber ocurrido, declaración que empieza a bordear a la autocrítica, en el compromiso que la izquierda abertzale adquiere con las víctimas está la prueba del algodón. Es un compromiso que tiene el objetivo de "aliviar" el dolor ya inevitable "desde el respeto, la consideración y la memoria", y de "mitigar" el sufrimiento "en la medida de nuestras posibilidades". La longitud del paso que dio ayer la izquierda abertzale se medirá con el grado de cumplimiento del compromiso; sin ir más lejos, abandonando la celebración de actos públicos de bienvenida a los presos, que como lo han reiterado las víctimas en muchas ocasiones son fuente de dolor y sufrimiento.