omo las maniobras de un avión cuando va a aterrizar, hace diez años Euskadi esperaba el aterrizaje de la actividad armada de ETA. El final definitivo y no amagado de décadas de violencia era cuestión de horas. El lunes 17 de octubre fue la Conferencia de Aiete. Un encuentro que tuvo que precipitarse porque al Gobierno español -que sin estar a favor del acto hacía falta que no estuviera en contra para que la cita se desarrollara-, le quedaban semanas, abrasado por la macrocrisis. Koffi Annan, Jonathan Powel, Gro Harlem Bruntland, Bertie Ahern, Gerry Adams y Pierre Joxe protagonizaron una jornada que reunió a todo el arco político vasco incluida la UMP, salvo el PP, y arrancó a las 14.00 horas. Antes incluso, la izquierda abertzale histórica ya había convocado para el día siguiente una "solemne" rueda de prensa en la que se avino sin salirse del guion a la Declaración de Aiete. Faltaba el último paso. El que llegó a las 19.00 horas del 20 de octubre de 2011. Cuando la sociedad vasca caminó unas horas "20 centímetros sobre el suelo", como anticipó Bernardo Atxaga en La pelota vasca. Tras Aiete, aunque no por Aiete, ETA había acabado su actividad violenta. Y la sociedad vasca, dijo Atxaga, levitó "levemente, para no escandalizar". Con la memoria de décadas de sufrimiento. Ya hace diez años.