res días de calor y ya estamos deseando que llegue el invierno. Es curioso cómo hablar del tiempo nos ocupa tantos minutos de nuestra vida y nos hace derivar en discusiones sin solución con posturas extremistas y argumentos contundentes que siempre empiezan con un...: "Yo recuerdo que tal mes de...". Es verdad que tratar de dormir con los 31 grados de temperatura mínima que tuvieron en Mutriku la madrugada de ayer es difícil. Pero no nos engañemos, aquí las noches tropicales solo se viven una vez durante todo el verano, o dos como mucho, y generalmente no se perpetúan en el tiempo como sí sucede en otros lugares no tan lejanos geográficamente hablando. En la vertiente cantábrica, tras un no verano acorde para acompañar a las nofiestas, lo de estos días ha sido un regalo, aunque septiembre, como bien saben en la costa, es un buen mes para disfrutar de la playa. El viento del Sur suele soplar con cierta asiduidad en estos lares durante la transición entre el verano y el otoño, propiciando jornadas de playa anheladas en la época estival. Que se lo digan a muchos de los invitados de Zinemaldia, que se han dejado mecer por las olas del Cantábrico a finales de septiembre disfrutando del Veranillo de San Miguel. Y después..., todavía nos queda San Martín.