i un dirigente político conservador quiere enmerdar un asunto, es un clásico que recurra al comodín de China o Rusia. También podríamos incluir a Venezuela. Son los malos de la película. A veces se lo ganan a pulso, pero en ocasiones se construyen una teorías conspiranoicas que dejan en pecata minuta a Bill Gates y el chip del 5G. A finales de octubre de 2019, la Policía Nacional inició una investigación que bautizó como Operación Voljóv, después de conocer que, 48 horas antes del referéndum del 1 de octubre en Catalunya, un general ruso, Denis Serguéiev, miembro del cuerpo de inteligencia de la fuerzas armadas de su país, había sido visto en Barcelona. Al juez de la Audiencia Nacional García Castellón le faltó tiempo para abrir diligencias, y los medios que habitualmente hacen de altavoces de este tipo de asuntos tiraron de titulares en los que no podían faltar las palabras "espías", "trama rusa" y demás. Como en su día escribió el periodista José Antich, aquello parecía más propio de una investigación de Mortadelo y Filemón, aunque hemos visto cosas peores (recuerden aquella información que hablaba de que Putin iba a enviar 10.000 soldados rusos en auxilio de Puigdemont). El caso es que la causa se ha archivado esta semana entre críticas del fiscal a la Policía Nacional por, entre otras minucias, aportar como pruebas simples recortes de prensa.