e cuesta entender el fenómeno de los youtubers, pero nuestros jóvenes y adolescentes viven enganchados a ellos y necesitan ver el último vídeo de Iban García y su amatxo. Nada que objetar, y menos cuando medio país vive enganchado a personajillos que va creando de la nada un canal de televisión. Si la Esteban se forra con su Andreíta cómete el pollo, por qué no aquellos que hechizan a millones de fans en redes sociales. Cierto es que ni la una, ni los otros han logrado seducirme aún y que mis prejuicios siguen alimentados por personajes como El Rubius, un youtuber que lleva años montado en el dólar y esta semana ha irrumpido en el mundo de los carrozas, Telediario incluido, al dar a conocer que ha cambiado su domicilio fiscal a Andorra para no pagar impuestos. Y es ahí donde descubro un poco mejor quién es Ibai Llanos, otro youtuber. Nunca he visto un vídeo suyo, pero me quito el sombrero cuando admite que gana mucha pasta, sí, y que por eso mismo le parece "normal" que Hacienda le quite la mitad de sus ganancias. Asegura que tributa en su tierra, aunque le quiten más, porque es lo que hace el panadero de la esquina y quienes le rodean. Yo, por de pronto, soy más de Llanos que de El Rubius. Más de Villalibre, un futbolista que no se depila, que de Cristiano. Y más de Évole que de la Esteban.