ace unos días levantó una fuerte polémica en las redes sociales el abrazo que EH Bildu envío a través de su cuenta de Twitter a Josu Urrutikoetxea tras recuperar la libertad, en su caso, vigilada. Nuevamente se puso de manifiesto la falta de empatía con las víctimas y la incapacidad de la izquierda abertzale para hacer una revisión crítica de su pasado, tan necesaria para que la convivencia en Euskadi se asiente sobre terreno seguro. Pero esta es una asignatura que también tiene pendiente de aprobar el Estado y sus aparatos policiales, como varios ejemplos recientes han vuelto a poner de manifiesto. Koldo Martínez, senador de Geroa Bai, contaba hace poco en este periódico que la Guardia Civil había rechazado con mentiras una petición ciudadana de información para esclarecer lo ocurrido con Mikel Zabalza, que hace 35 años apareció muerto tras ser detenido por agentes del instituto armado, en lo que todo el mundo vio una muerte por torturas. Una respuesta que evocaba a aquella que un agente dio a la madre del joven navarro cuando acudió al cuartel de Intxaurrondo para conocer el paradero de su hijo: "Búsquelo en objetos perdidos". Hoy es el día que, ante las preguntas parlamentarias del diputado Jon Iñarritu para poder trazar un mapa de los atentados no esclarecidos del GAL, la Triple A y el Batallón Vasco Español, el Gobierno español responde que en España "no hay terrorismo de Estado". Toda una declaración de intenciones.