ace unos pocos días me llegó un meme: se trataba de una imagen de La vida de Brian. Concretamente, de la conocida de la escena en la que un grupo de mujeres con barba postiza asistían a lapidación de un hombre que después de cenar se había atrevido a decir "ese bacalao es digno del mismísimo Jehová". El grupo ya no se encontraba en el desierto, sino en un balcón, un chiste para hacer referencia a los nuevos sheriffs de la ciudad, los que señalan con el dedo, espero que tras haberse limpiado las manos. Pensaba que era algo aislado, casi una ficción de Twitter. Que la sociedad no podía ser tan inmadura. Todo hasta que una calurosa noche de principios de abril, ese que nos han robado, el compañero Juanma Molinero y yo salimos de trabajar a falta de 30 minutos para la media noche, cansados por no decir otra cosa, cuando alguien nos gritó "¡Que no se puede salir!". Nos miramos perplejos sin saber si era a nosotros y sorprendidos nos dimos cuenta que era una vecina del bloque en el que tenemos las oficinas, que en el balcón y con la luz apagada se dedicaba a gritar a los que no tienen otra que salir a la calle porque están currando. Menos mal que aún no habíamos cenado, está la cosa como para nombrar a Jehová.