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Madrilgo Gortetik

El desgaste y las derechas

La jornada laboral se queda como está y Pedro Sánchez, también

El desgaste y las derechasEFE

Tormenta en un vaso de agua. La jornada laboral se queda como está y Pedro Sánchez, también. En el caso de Yolanda Díaz, en cambio, hay un roto. El presidente, a su vez, encaja esta última derrota de su gobierno como un mal menor. Ha ninguneado con absoluta frialdad ese daño tan irreversible que la derecha española imaginaba al descabalgar su proyecto estrella. De hecho, prefirió irse al cine con su mujer la misma tarde de la votación sin pasar siquiera un rato por el escaño. Así dejaba explícitamente el muerto en solitario a la vicepresidenta. Tal vez, para no escuchar los venenosos dardos de ésta a Junts, el socio más exigente y determinante de esta atormentada legislatura y a quien, por tanto, se siente obligado a no desairar.

El genocidio, sí genocidio, de Israel ha venido con la bombona de oxígeno para Sánchez. En un arranque atribulado de curso, bajo el manto fétido de la corrupción en sus gamas más variadas, el presidente necesitaba de una válvula de escape. Una rendija para recuperarse del hostigamiento permanente. La ha encontrado mediante un valiente y arriesgado posicionamiento que le congracia con un amplio sector de la ciudadanía. Un rédito muy superior al de cualquier entrevista en televisión, que también suma. La esencia de su discurso le resitúa con tanta solvencia en el núcleo decisorio del posicionamiento europeo contra esta catástrofe humanitaria que las últimas propuestas de la UE avalan sus tesis, siempre irritantes para quienes asesinan y matan de hambre.

Sánchez exhibe así con destreza una oportuna y contundente reacción de largo alcance como líder. Quizá no sea suficiente siquiera para aminorar el implacable desgaste que hasta su aspecto físico empieza a evidenciar. Ese insufrible goteo de las golfadas de cualificados miembros de su partido y el doloroso señalamiento de juicio al Fiscal General suenan como gota malaya en su ánimo. Cada vez que se escucha a la primera mujer de Ábalos resulta imposible de creer que el presidente no supiera las andanzas personales de su entonces ministro y auténtica mano derecha en el partido.

También como cortafuegos para los socialistas por ahí asoma la silueta del banquillo que cerca al novio de Díaz Ayuso. La palmaria descompensación entre sus millonarios ingresos y la tributación aplicada desnudan sus auténticas intenciones de una elusión fiscal. Así las cosas, una más que previsible condena desarmaría a la presidenta madrileña. Obligaría a Miguel Ángel Rodríguez a maquinar rápidamente la existencia de un complot, urdido desde la izquierda judicial.

EL PP, EN PUNTO MUERTO

Hasta que llegue la suerte judicial para García Ortiz y González Amador, dos personas irreconciliables hasta el final de sus vidas, el PP seguirá buscando el golpe de gracia política para Sánchez. Incluso, más adelante. Demasiado tiempo. Un riesgo añadido, por tanto, para cometer errores que le debiliten como alternativa sólida. Les ocurre en ocasiones, posiblemente por la impericia de un ramillete de dirigentes poco propicios para el discurso proactivo y, sin embargo, adictos convencidos del garrotazo vociferante. Tal vez se deba a que siguen empeñados en mirar sin disimulo por el retrovisor a Vox. En definitiva, un sutil goteo de insolvencia, aunque no tan desequilibrante para su suerte electoral como se empeña Tezanos en proyectar sin rubor alguno y en contra de la creencia generalizada, incluida la mayoría de propia izquierda.

Por encima de disquisiciones sobre el mañana, las derechas han vuelto a proyectar su mayoría en el Congreso. No es un dato baladí; tampoco santo y seña sobre el futuro venidero. Ni siquiera les guía la misma aviesa intención. Pero la admonición queda grabada a fuego. Puede repetirse en cualquier momento y de ahí el frío viento que recorre la médula de la coalición. Pronto debería llegar el examen de la senda del gasto. Y la prueba fuego de la negociación presupuestaria que, a decir verdad, se adivina allá, muy a lo lejos, para todos.

Demasiada incertidumbre por los cuatro costados. Les ocurre a los independentistas catalanes ante las indecisiones del gobierno. ERC, por su parte, advierte de las fundadas sospechas sobre la viabilidad de la financiación autonómica durante el trámite parlamentario. Quizá Sánchez haya detectado este recelo y de ahí que retumbara su desabrida contestación a Rufián en el último pleno cuando la interpelación recibida tampoco llevaba inquina. En Junts, sus exigencias son de tan alto voltaje que nunca se diluyen. Por eso sus designios son inescrutables.