Luce muy molona la sede central del PP en Madrid teñida de morado. Pero, más allá de lo tarde que se han sumado los genoveses a una reivindicación, la del 25 de noviembre, que hasta hace nada les hacía arrugar el morro, si verdaderamente quisieran dar testimonio de su intolerancia a cualquier signo de violencia machista, lo tienen bien fácil. Bastaría romper los mil y un acuerdos que mantienen con Vox en comunidades autónomas, capitales de provincia y municipios grandes, pequeños y medianos.

Menos colorines chachipirulis y más ciscarse en la pajolera calavera de, por ejemplo, sus socios abascálidos en Extremadura, que se borraron de una declaración institucional de carril alegando que no reconocen el concepto “violencia de género”.

Qué descuajeringue, acordarse de cuando se pensó que la hoy presidenta, María Guardiola, les iba a poner las peras al cuarto a los verderones de extrema derecha. Ayer y hoy volvió a bajar la tesuz para mantenerse en el cargo. Bellotari de baja estofa.

Huelga-fiasco

Reservo unas líneas par el fiasco de los fiascos. ¿Sabía usted que el sindicato de Vox, llamado Solidaridad en un guiño estomagante al vividor polaco Lech Walesa, había convocado una huelga general para la jornada de ayer?

Pues, ni usted ni casi nadie. En ningún punto de la piel de toro se notó la menor influencia de este paro ultramontano, cuyo único secundante de cierto tronío fue el caradura vicepresidente de Castilla y León que atiende por Juan García-Gallardo. No parece que ni uno solo de los ciudadanos de las ocho provincias de la comunidad artificial sufrieran las consecuencias de la holganza del señoritín que lleva tres semanas gritando consignas fascistas como ‘¡Noviembre nacional!’ ante la sede del PSOE en Ferraz.

Joseba Goikoetxea

Antes del punto final, mando desde aquí mi recuerdo más cariñoso a los familiares y amigos del sargenteo mayor de la Ertzaintza Joseba Goikoetxea, asesinado por ETA hace 30 años. Me consta que su acto de homenaje en la Plaza de la Convivencia de Bilbao este mediodía volverá a ser un ejemplo de ganas de mirar hacia el futuro sin olvidar el pasado.