Diosa de la música que nos dejó anteayer: Qué fácil nos ha puesto el título de su necrológica: You are “simply the best”; usted es (fue) simplemente la mejor. O, por lo menos, una de las mejores a lo largo de seis décadas. Yo, claro, me quedo con la que me corresponde, aquellos ochenta a los que puso banda sonora e imagen rompedora con sus pantalones negros de cuero y su melena rizada desafiando el paso del tiempo. Todo, mientras la procesión iba por dentro, con una historia terrorífica de malos tratos a cargo de su diabólico primer marido, Ike Turner, y con mil y una caídas de las que siempre fue capaz de levantarse, a pesar de que, durante un tiempo tuvo que actuar en pabellones semivacíos y rezar por una llamada de teléfono. DEP.