Ya exdirectora general de la Guardia Civil: Pudo haber llegado todo lo sonriente que quiso a la comparecencia en la que presentó su renuncia –“Dientes, que es lo que les jode, decía Pantoja”–, que no va a ocultar el marronazo en el que está metida. Nos vende que dimite para no perjudicar a su familia ni al ente tricorniado después de que hayan imputado a su marido por uno de los mil pufos pendientes del caso de los ERE de Andalucía. Y casi colaría si no fuera porque bajo su mandato se ha producido la brutal trama de corrupción de obras falsas en cuarteles de los del uniforme verde oliva, encabezada por cargos de su total confianza. Como guinda, el ministro Grande-Marlaska la glosa como “la mejor directora” del cuerpo. Tal para cual.