Millonario prematuro, según la acertadísima definición de Bielsa, y víctima del racismo patán que se gasta entre muchos hinchas del fútbol, o sea, del fúrgol: Empiezo por lo obvio. Condeno hasta dejarme la voz los insultos infames que le lanzan desde las gradas por el color de su piel. Y lo mismo, lo que le escupen algunos de sus rivales en el terreno de juego. De igual modo, muestro desprecio por los que, inmediatamente después de señalar lo feos que son los cánticos racistas que se le dedican, vienen a decir que usted se los busca con su comportamiento. Niego la mayor. Sus actitudes chulescas de niño consentido jamás justificarían que lo llamen mono o puto negro. Jamás. Con lo fácil que sería gritarle tipejo y pésimo deportista.