a preocupante escalada bélica en la Franja de Gaza continuó ayer, por sexto día consecutivo, con diversa intensidad pero con efectos letales. La ofensiva del Ejército israelí con su aterrador poderío militar ha causado la muerte ya a 140 personas, la inmensa mayoría civiles incluyendo 40 niños -ayer murieron diez integrantes de una sola familia-. Los ataques de Hamás contra territorio de Israel -2.300 proyectiles- también han asesinado a ocho ciudadanos, también civiles. El origen de este estallido de violencia es un nuevo intento de expulsar de sus hogares a familias de sus barrios de Jerusalén Este para ser ocupados por colonos sionistas. Las protestas de los ciudadanos árabes en la mezquita de Al Aqsa fue respondida con una fuerza desproporcionada por parte de las Fuerzas de Seguridad israelíes y con la violencia desatada por grupos de jóvenes ultraortodoxos. A partir de ahí, Hamás, un grupo islamista terrorista de Palestina, respondió con el lanzamiento de cohetes sobre objetivos indiscriminados e Israel a su vez atacó con su muy superior fuerza militar otra vez Gaza, demoliendo desde el aire edificios enteros -ayer derribó una torre de catorce plantas, sede de la agencia de noticias estadounidense AP, de la cadena Al Jazeera y otros medios internacionales- y causando decenas de víctimas inocentes de forma indiscriminada. Aunque la dimensión de esta ofensiva solo sería comparable con la de 2014, que se saldó con más de 2.000 palestinos muertos y más de 10.000 heridos, los episodios violentos son constantes en un conflicto olvidado, amortizado mientras el número de víctimas se considera "asumible" e irresuelto, lo que implica que mientras no se aborde de raíz seguirá generando violencia. El expolio de tierras y viviendas y la humillación constante de la población palestina está derivando en lo que puede considerarse un genocidio planificado y sistemático de la población de Gaza. Como siempre, Europa y EEUU permanecen impotentes ante el cúmulo sistemático de violaciones del Derecho Internacional, de los convenios en defensa de los Derechos Humanos y de las resoluciones de la ONU. Urge evitar una guerra abierta que puede extenderse por Oriente Medio, pero es asimismo necesario abordar de una vez por todas la resolución definitiva del conflicto bajo el derecho internacional y la autodeterminación del pueblo palestino.