a constante alza de los niveles de transmisión del coronavirus que en Euskadi, pese a no alcanzar aún las cifras de contagios e ingresos del pasado mes de noviembre, ha situado en 430 el número de casos diagnosticados por cada 100.000 habitantes en los últimos catorce días y en 544 los pacientes de COVID-19 hospitalizados (96 de ellos en UCI) forma parte de una tendencia global que en el Estado español lleva la tasa de incidencia acumulada a los 700 casos, la ocupación hospitalaria al 19% y la de las UCI al 33%. Ni siquiera China, donde se han reanudado los confinamientos tras superarse por primera vez en meses el centenar de contagios locales, parece ajena a una nueva fase de la pandemia que ha llevado a ampliar y prorrogar las restricciones en la mayoría de los países europeos ante el aparente descontrol que la aparición de nuevas cepas y la parcial recuperación de la movilidad habrían causado en la transmisión del SARS-CoV-2. En Estados Unidos, por ejemplo, se traduce a máximos históricos con ya más de 24 millones de contagios y 398.981 muertos e Israel, probablemente el país que más avanzada tiene la campaña de vacunación, acaba de reportar por primera vez más de 10.000 contagios en un solo día. Con esas premisas, todo apunta a la necesidad de que el Consejo Interterritorial de Salud aborde la ampliación de las medidas que viene planteando Euskadi desde hace ya varias jornadas y a la exigencia de que lo haga sin otros condicionantes que los que marca estrictamente la preservación de la salud pública, aun si esta no siempre concuerda de forma absoluta con la puntual conveniencia política de quienes diseñan el marco normativo que la hace posible. A pesar de no ayudar seguramente en este sentido, por mucho que se pretenda separar ambas cuestiones, que haya sido designado candidato a la presidencia de la Generalitat en las próximas elecciones en Catalunya el actual máximo responsable de la Sanidad en el Estado, el ministro Salvador Illa, quien ayer mismo planteaba en contraposición a la ampliación de las restricciones (especialmente el horario del toque de queda) solicitada por algunas comunidades autónomas la esperanza de que no sean necesarias nuevas medidas restrictivas porque la transmisión vuelva a descender en el plazo de dos semanas.