Si en algo hay amplio consenso en torno a Iñigo Urkullu, lo es para resaltar su recato y templanza. Hay quienes lo valoran como virtud, pensando que es una cualidad que todo dirigente debe tener; pero también quienes lo estiman como cierta carencia, ya que consideran que hay momentos en los que los líderes deben alzar la voz y dar un golpe sobre la mesa. De lo que hay pocas dudas es de que el lehendakari es así. Extrañan por ello las palabras de reproche que le han dirigido de manera coordinada los dirigentes de su socio de gobierno, incluidos varios consejeros.

Extrañan, porque resulta difícil encontrar en las declaraciones y actuaciones del lehendakari respecto al gobierno de Pedro Sánchez nada que no pueda ser asumido con normalidad. Reclamarle a Madrid mayor coordinación, mejor comunicación, más claridad o menos unilateralidad son cuestiones que todo miembro del gobierno de Gasteiz o de otro debería hacer, sea del partido que sea y gobierne quien gobierne allá.

Subyace en el fondo una preocupante concepción de lo que es la acción de gobierno. Y es que, tristemente, parece que algunos priorizan la mal entendida lealtad y la peor entendida obediencia debida al jefe del propio partido, frente a la firme defensa de la labor para la que, en teoría, han sido nombrados. Aclaremos que no es este un mal exclusivo del socialismo vasco, ni tan siquiera lo es de todos los cargos públicos socialistas, pero son ellos los que durante estas semanas están destacando con tan triste actitud.

Dicho todo ello, es posible que los propios socialistas vascos tengan también motivos para criticar al lehendakari ciertas conductas. Si esto es así, harían bien en manifestarlo, ese sí sería un reproche entendible. Sería además señal inequívoca de que nos encontramos ante consejeros con hambre de liderar y administrar y no con aspirantes a delegado del Gobierno central dispuestos a aceptar y justificar sumisamente ninguneos, faltas de respeto y atropellos del jefe supremo para con la institución de la que ellos mismos forman parte. Ser consejero es otra cosa.