Síguenos en redes sociales:

ESEI

Se dice, aunque no siempre se cumple, que el verano es tiempo de lectura. En mi caso este año sí lo ha sidoy, entre otros destinos, he podido viajargozoso a Jamaica con Jimu Iturralde, alMurillo el Fruto medieval con Peio Monteano y a las noches de La Habana con JosebaSarrionandia. También he regresado alRiemmes de Ramon Saizarbitoria, quehacía mucho que no lo visitaba.

Debo reconocer sin embargo, que una delas mayores satisfacciones estivales me laha producido, no su aún inaccesible lectura, sino la noticia de la próxima apariciónde un libro. Me lo chivaron mientras mi tocayo de Herrera nos deleitaba con un(casi) insuperable marmitako. Se trata dela historia de ESEI, partido de efímera vida,formado por buenos cuadros, pero conmás simpatizantes que votantes. Si tuviéramos aquí, como en Irlanda, la posibilidadde votar también segundas opciones, talvez habrían pervivido. Les queda el consuelo de haber contado con un senador,elegido en el seno de aquella coalición llamada Frente Autonómico. También el dehaber contribuido en la posterior vida política y social vasca con personas de reconocida capacidad.

Teniendo como tenemos las baldas llenasde libros sobre jelkidismo y etismo, seagradece que historiadores de prestigionos aporten luz sobre fuerzas políticasque, si bien no triunfaron como tales, realizaron aportaciones que perduran. Hayquien opina que en los actuales partidosabertzales hegemónicos encontramosmuchas huellas dejadas por organizaciones ya desaparecidas y que parte de supraxis actual los asemeja más a algunas deestas que a lo que ellos mismos representaban ?y pregonaban? en otros tiempos.En cierta medida ESEI puede servir comoejemplo de tal afirmación. Quedamos a laespera de comprobarlo.