Vaya nivelón el de la campaña electoral ¿eh? Estos días ha sido la política justiciera con la gran idea deque podamos llevar armas para defendernos. Claro que sí, a tiros todo se arreglamejor. Me juego una cena en el Burruntzi(mejor asador no conozco) que ahora tocará la pena de muerte y los trabajos forzados para los delincuentes. Puestos a pensaren la prevención y atención de la delincuencia, mejor sería analizar lo que yatenemos en la sección de castigos sociales:el sistema penitenciario. Dice la sacrosantaConstitución que la cárcel está orientada ala reeducación y la reinserción social. Desgraciadamente, hoy no es así. España estáen el top de la UE en meter a la gente enprisión con 58.971 personas pese a teneruna de las tasas más bajas de criminalidad.Un 92,4% son hombres. La friolera de 9.262en prisión preventiva, vamos, esperando aque se les juzgue. Un 32% entre 31 y 40años, como si nos sobraran adultos. Soloun 18% en tercer grado. No son hermanitasde la caridad pero tampoco peligrosos asesinos pues, grosso modo, por delitos derobos y drogas, están el 65%. Curioso cuando la segunda causa de muerte en prisiónes el consumo de drogas. Un 40% con trastorno mental, eso sin contar los que estánen cárceles psiquiátricas. Y espera que si tepreocupa el bolsillo, ahí va el dato: en 2017el coste medio por cada preso era 1.800euros al mes. No haré más preguntas señoría. La cárcel claro que es necesaria, perotiene que ir más allá del castigo a secas.Tanto dentro de la cárcel como fuera debemos generar condiciones que hagan realidad la reinserción social, así como dejar deaplicar el código penal para todos los problemas sociales. Este modelo no va a la raízy nos sale caro pero, no solo para las arcas,sino socialmente, pues nos convence atodos, también al encarcelado, de que simatas un burro, mataburros.