Cuando el ilustre balonmanista anunciósu candidatura al histórico club,al diputado del ramo le faltó tiempopara recibirla en Twitter con inusitada euforia.Tras aseverar que lo que plantea el aúnportero “suena muy bien para los interesesdel balonmano guipuzcoano”, agregó unefusivo “Aurrera!” para que “continuara consu sueño”. La cuestión causó cierto revueloen el mundo del deporte, pero uno, que noes malpensado, dedujo que se trataría deuna candidatura de consenso cuyo protocoloincluía este insólito saludo de la autoridadcompetente.

Pero resulta que sí existe otra alternativa, trascuya presentación pública, uno, que seguíasin ser malpensado, esperaba similar bienvenidapor parte de un diputado que debe saberguardar exquisita imparcialidad. Nada. Buscandoy rebuscando en la citada red, es imposibleencontrar una sola mención sobre estacandidatura, ni siquiera de cortesía.

Es difícil entender semejante actitud en unapersona cuya solvencia está sobradamentedemostrada en muchos ámbitos, tambiénen el manejo de las redes sociales. A uno,que quiere seguir sin ser malpensado, legustaría que todo hubiera sido un patinazoreconducible y que el diputado diera en brevemuestras inequívocas de su obligada neutralidad,pero habrá que reconocer que lasuspicacia de muchos es ahora absolutamentecomprensible.

Quienes en circunstancias parecidas cometimosen el pasado errores similares sabemosde las huellas que dejan este tipo deactuaciones. En términos balonmanísticos,del propio diputado depende si la suyamerece leve amonestación, exclusión o descalificación.Como fue árbitro, él sabe mejorque nadie que de ellos es exigible una impolutaequidad. Aunque siempre es preferibleno ejercer de tal y ver la contienda desde elpalco, sin mostrar preferencia alguna. Ocuando menos, disimulando un poco.