Los papeles y funciones de los periodistas están bastante bien delimitadas en el ejercicio de esta profesión que está al descubierto y sometida a la crítica de audiencias, personajes mediáticos y teóricos de la comunicación que van marcando hoja de ruta, modelos mediáticos y reflexiones varias sobre el comportamiento y modo de proceder de comunicadores, estrellas de la comunicación y variopintos personajes que pululan por el ámbito de medios y redes digitales.

La mañana televisiva de las cadenas hispanas está dominada por tres profesionales, que ocupan tres púlpitos generosos e importantes a la hora de conformar la opinión pública del personal como son Ana Rosa Quintana, Susanna Griso y María Casado que al frente de tres largos magacines ocupan horas de programación con una mezcla variopinta de temas, personas, colaboradores y opinadores varios.

La presencia de estas tres mediáticas estrellas en el plató ocupa papel rutilante, no limitándose a intervenir ligeramente en la presentación de asuntos y protagonistas, sino dedicándose a opinar machacando y conduciendo la mañana por sus personales derroteros.

Aquella separación de funciones entre informar, formar y entretener se va al garete con el quehacer de estas tres reinonas de la tele mañanera. Ellas, las tres sin pudor ni reparo alguno ,entran a saco en temas de actualidad, decantando opinión, cuando su papel debe ser el de conductoras que acercan noticias, datos y personajes a las pantallas para que la Opinión Pública se decante con pluralidad y buen hacer. Las tres periodistas sobrepasan su papel mediático y convierte el plató en púlpito, ágora y plaza mediática para sus opiniones machaconas y exageradas.

Las tres estrellas deben de reconducir su papel en la confección de sus respectivos programas, que desbordan contenidos, opiniones y noticias de actualidad frente a las que se posicionan y marcan líneas rojas de opinión.