iñaki López, el bravo periodista presentador del programa de largo aliento, La Sexta Noche, sigue conduciendo con acierto y oportunidad las horas nocturnas de un programa informativo sin parangón en las escaletas de la competencia que no acaba de dar con la tecla para superar a la nómina de entrevistados, tertulianos y comentaristas que fabrican un potingue informativo en ocasiones difícil de digerir, pero que se mantiene en pie a tenor de los resultados del espacio. El pasado fin de semana, entre los variopintos personajes que desfilaron por el plató, destacó con luz propia la excelente presentadora radiofónica y televisiva, Julia Otero que supo darnos otras ración de frescura, empatía y buen hacer de esta gallega afincada en Catalunya y capaz de navegar por las procelosas aguas de la actualidad, a salvo de trampas, acechanzas y diversas maniobras desestabilizadoras. El programa tuvo el acierto de juntar ante las cámaras a Ferrán Monegal, Xavier Sardá y la propia Julia que bajo la batuta de Iñaki dieron un repaso a la actualidad política, al estado de la profesión periodística y al futuro del quehacer informativo. Un trio de espadachines de la palabra, del sentido común, tan escaso en redacciones, locutorios y platós. Julia Otero, periodista como la copa de un pino, sigue manteniendo fresca la palabra ante el micro, en un diario ejercicio de comunión con sus oyentes, que recomendó sencilla honestidad frente a la tan cacareada objetividad, después de más de tres décadas de periodismo moderno, vivo y cercano que le mantienen como una de las grandes comunicadoras. La complicidad entre los tres periodistas catalanes en la noche de La Sexta fue un ejercicio fresco de comunicación en una conversación entre amigos que parecía no tener fin y a buen seguro que los espectadores asistieron gozosos a este encuentro entre amigos sabedores del poder social y dialéctico de los medios.