Aquí jugamos todos twitter.com/PodemitaMarx

La batalla entre tuiteros de derechas y de izquierdas sobre el derecho al anonimato en Twitter es bastante interesante. Primero, por la incoherencia que muestran algunos de los que se expresan: la misma que cuando se trata de otras cuestiones, pero mucho más evidente ahora. Segundo, porque el tema es más importante que lo que una batalla entre tuiteros deja apreciar. Se trata de si lo que realmente quieren es que el anonimato sea un derecho para colarnos de rondón que la impunidad sea un derecho. Y por ahí, no.

Los incoherentes hechos twitter.com/nacho_u

¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Primero, Gabriel Rufián amenaza con desvelar su identidad a Pastrana, un conocido tuitero de derechas (casi 100.000 seguidores) que desde el anonimato atiza a nacionalistas y progresistas. Días después, sabemos que se trata del alcalde de un pequeño pueblo, del PP. A modo de venganza, desde la derecha destapan la identidad del que lo hace público: Esparroquí, un “activista” de izquierdas, según él. Y un montón de anónimos de un bando y otro jalean las revelaciones.

¿Quién tiene más derecho al anonimato? twitter.com/nacho_u

Ninguno. Ni un alcalde del PP puede esconderse en el anonimato para ser el más agresivo de los conservadores en Twitter, ni un activista de izquierdas puede mantener el anonimato simplemente porque se declare eso, activista. La sublimación de la tontería la logran la cantidad de usuarios anónimos que aplauden el desenmascaramiento del contrario mientras defienden el anonimato del propio. Ambos exposeedores (y usuarios) del anonimato cuentan además con casos de acoso a otros tuiteros.