cada año el informe Global Entrepreneurship Monitor (GEM) hace saltar las alarmas cuando pone en evidencia los bajos niveles de emprendizaje, es decir, la puesta en marcha de un negocio o actividad económica, que existen en Euskadi hasta el punto de situarlo en los últimos lugares de un listado de 75 países. Sin embargo, este panorama que presenta este informe anual que analiza los ratios de emprendimiento a nivel internacional cambia radicalmente de sesgo si la investigación se centrara solo en la creación de startups.
Porque no es lo mismo emprender poniendo en marcha una taberna con las últimas tendencias gastronómicas que crear una empresa innovadora de base tecnológica que aporta un nuevo producto y ofrece nuevas soluciones en sectores estratégicos industriales en el mercado. Y en este campo Euskadi y, en particular, Gipuzkoa, se sitúan en los lugares más altos de la tabla, con lo que habría que relativizar los resultados del GEM, por introducir en el mismo saco iniciativas emprendedoras que nada tienen que ver entre ellas.
En este país tenemos un ecosistema de iniciativa público-privada que está dando buenos resultados y donde los BIC, que están instalados en los tres territorios, se conforman como el eje central en el que se sostiene el modelo al actuar como facilitadores en la creación de nuevas empresas innovadoras de base tecnológica, así como, agentes activos en el proceso de apoyo y fomento de la cultura emprendedora.
Es un modelo que desde hace más de 20 años ha demostrado ser de gran eficiencia a la hora de impulsar, acompañar, dotar de medios y financiar proyectos que, en la mayoría de los casos, son complejos y de larga maduración. Algo que sería impensable abordar desde la iniciativa privada, a pesar del intento que desde algunas instancias se está haciendo al tratar de minusvalorar el peso del sector público en el impulso de la iniciativa emprendedora que debe ser una cuestión estratégica para el desarrollo futuro del país. Por eso no tiene ningún sentido impulsar actuaciones de tipo unilateral, sino fomentar y mejorar el modelo que ya existe y focalizar los esfuerzos en una sola dirección.
Hay que conocer el balance de la actividad que BIC Gipuzkoa ha desarrollado este año de 2017 que termina para tener una idea precisa del gran dinamismo y desarrollo que existe en el territorio en la creación de empresas innovadoras de base tecnológica. En los últimos doce meses este centro dirigido por Marisa Arriola ha atendido e identificado un total de 250 nuevas iniciativas de emprendimiento, tanto de emprendedores individuales como surgidas en el seno de las pymes del territorio.
De estos 250 nuevos proyectos innovadores presentados se han aprobado un total de 43 bajo el programa Ekintzaile, creado para apoyar a los emprendedores individuales, y 21 dentro del programa Barnetekin que se centra en dar sostén al intraemprendimiento de las pymes. Para estos 64 proyectos de emprendizaje que están iniciando su camino para convertirse en un corto plazo de tiempo en nuevas empresas se han destinado ya 1.860.000 euros.
Otro dato también significativo es que durante el año 2017, BIC Gipuzkoa ha impulsado la creación de 35 nuevas empresas innovadoras de base científico-tecnológica, que en la actualidad se encuentran en la fase de definición del modelo de negocio y de búsqueda de financiación. La actividad y el desarrollo de estas nuevas 35 empresas van a suponer en un plazo de tres a cinco años la generación de 411 empleos y una inversión conjunta de 29,5 millones de euros.
Aparte de la importancia de estos datos, los más llamativo del balance de 2017 de las 35 nuevas startups que se han creado en Gipuzkoa es que el 26% tienen su actividad en el sector de las TIC, el 20% en biociencias, salud y bioingeniería, 17% en industria 4.0, 14% en industria y un 22% en energía, aeronáutica, economía circular y nuevos materiales. Es interesante saber que el 20% de las nuevas empresas creadas tienen su actividad en el sector de las biociencias y salud por cuanto van a reforzar la base de un nuevo sector económico de Gipuzkoa que va a tener un gran desarrollo futuro y donde se asienta la regeneración del tejido productivo hacía parámetros más innovadores y de mayor valor añadido. Basta solo conocer en los proyectos en los que están trabajando algunas de estas nuevas startups para ver el alto nivel de investigación y desarrollo que hay detrás de sus actividades que, en algunos casos, se sitúan a nivel mundial.
Precisamente, la existencia de este gran dinamismo innovador en Gipuzkoa y que da lugar la creación de startups, que, en algunos casos, están ya compitiendo a nivel internacional, es lo que ha hecho que este territorio sea el único de la CAV que en la última reforma fiscal ha introducido la herramienta de las deducciones fiscales para impulsar el desarrollo del emprendimiento con base tecnológica y de esta manera garantizar el desarrollo económico y social del territorio.
El objetivo de estas nuevas deducciones, según el diputado foral de Hacienda y Finanzas, Jabier Larrañaga, es impulsar la captación de capital externo con destino a las startups, que por regla general tienen graves dificultades de financiación por la vía del endeudamiento, ?ya que las entidades financieras son reacias a participar en este tipo de inversiones?, con una vocación de permanencia al fijar un límite de cinco años para el mantenimiento de la participación.
La nueva iniciativa es muy atractiva para aquellos contribuyentes tanto personas físicas como jurídicas que quieran aportar capital e invertir en el desarrollo de una startup y modifica al alza anteriores deducciones que existían en este terreno. Las personas físicas tendrán una deducción del 30% por una aportación de un máximo de un millón de euros en el IRPF cuando hasta ahora era del 20% con un tope de 50.000 euros, siempre y cuando la participación no supere el 40% del capital social de la nueva empresa. En el caso de las personas jurídicas las deducciones no solo van dirigidas a la adquisición de participaciones en startups, sino también a la implementación de proyectos empresariales relevantes que supongan el desarrollo de nuevas actividades, productos o mercados, etc. En este sentido, los contribuyentes podrán reducir la base imponible del Impuesto de Sociedades en el 60% del importe que destinen a la dotación de una reserva especial destinada al fomento del emprendimiento y el reforzamiento de la actividad productiva.
La pujanza que están teniendo las startups se demuestra en los resultados que ofrece Bind 4.0, la aceleradora público-privada impulsada por el Gobierno Vasco con la colaboración de las diputaciones forales, los BIC de los tres territorios y las grandes empresas tractoras del país. Es una iniciativa innovadora que busca la colaboración de las startups con las empresas tractoras vascas en proyectos de tecnología avanzada.
La segunda edición de Bind 4.0, que se celebrará en Donostia este mes de enero, va a ser todo un éxito de participación, ya que intervendrán un total de 24 grandes empresas y 27 startups, lo que supone un incremento del 220% y 250%, respectivamente sobre el año pasado. La confirmación de la existencia de un ecosistema impulsor de las nuevas empresas en Euskadi es que de esas 27 emprendedores participantes, 16 son vascos, siete proceden del Estado, tres de Europa y una de América.
En esta edición se van a poner en marcha un total de 40 proyectos de colaboración entre las empresas tractoras y las emergentes lo que pone de relieve la importancia que tiene BIND 4.0 al ser la única aceleradora del mundo que garantiza el acceso de las startups a clientes industriales del más alto nivel, según destaca el director de Emprendimiento, Innovación y Sociedad de la Información del Gobierno Vasco, Aitor Urzelai.
Según Urzelai, las grandes empresas están descubriendo un mundo nuevo hasta ahora desconocido para ellas como es el de las startups que les están aportando un gran nivel de conocimiento tecnológico e innovación a la hora de reforzar sus procesos productivos y de negocio. Hasta tal punto que existen grandes compañías que se acercan a las startups desde la existencia de una necesidad concreta y otras, sin embargo que, sin un objetivo concreto, se aproximan para sopesar las posibilidades de incorporar nuevas soluciones a sus procesos productivos. Por el contrario, los emprendedores salen reforzados en su actividad al incorporar a su portfolio de clientes a grandes compañías, lo que se traduce en una garantía de futuro. Es el mejor ejemplo de los beneficios de practicar la cultura del auzolan. l