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Los Frankestein del fútbol

Un mes más, el espacio televisivo más visto durante febrero fue el partido de Champions entre el Barcelona y el París Saint-Germain. No hace falta insistir en que el fútbol es la gallina de los huevos de oro de este negocio televisivo. Pero hay datos que indican que no puede mantenerse eternamente una promoción como la actual de este deporte por parte de casi todas las cadenas. Digo todas, incluidas aquellas que no retransmiten ni un miserable partido de fútbol. Ahora, Mediaset, que es el grupo que engloba a Cuarto y Telecinco, ha denunciado a la Liga ante la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia. La última jornada les prohibió entrar las cámaras a los campos de fútbol. Y es que ya ven de qué negocio estamos hablando, uno cuya información se consigue sumando a los 90 segundos que La Liga da de cada partido, las aportaciones de los cámaras propios grabando al público, las pancartas, planos recurso de los zapatos del presidente o del banderín de córner. Trocean la realidad de cada estadio de fútbol con el fin de construir piezas que duren un montón de minutos y que en muchas ocasiones son los momentos más vistos del día. Estos espacios de televisión son como pequeños monstruos de Frankenstein en los que cualquier trozo vale con tal de conseguir una pieza con alguna lejana apariencia periodística. Lo que no termina de llegar es la retirada de ninguna de las cadenas en la promoción de este fútbol que las margina de manera continuada. Ninguna apuesta tampoco por otro deporte al que le pueda nutrir de popularidad y pueda ser su baluarte en el futuro. La apuesta ciega por el fútbol es, hasta cierto punto, tan suicida como si de pronto todas las cadenas apostaran por convertir Gran Hermano en programa de entretenimiento nacional y compraran sus 90 segundos diarios con los que reconstruirlo cada cual a su manera. Una inversión sin lógica y puede que con poco futuro.