Aparece, y desaparece, sin que nadie lo invoque, como emanación con apariencia de ser vivo o de objeto real. Cada vez más espaciado, más infrecuente, incapaz siquiera de provocar el sobresalto que causaría un ectoplasma que se precie. Fantasmal, como espectro salido de las catacumbas, ETA se ha manifestado en las páginas habituales para recordarnos que aún está ahí, quién sabe dónde, empeñada en seguir impartiendo doctrina a quienes aún son capaces de estremecerse con su aparición fantasmal.
Esta vez, porque así tocaba, se ha manifestado para decir algo a cuenta del Gudari Eguna. Lo viene haciendo con escasas variantes desde que la izquierda abertzale decidió establecer la fecha del 27 de septiembre como recuerdo de los fusilamientos de Txiki Paredes, Ángel Otaegi, José Luis Sánchez Bravo, Ramón García Sanz y Humberto Baena. Fue la última salvajada del dictador agonizante. Hay que hacer notar que en origen y hasta que la izquierda abertzale acaparó la conmemoración, el Gudari Eguna fue instaurado por el PNV en 1965 como homenaje a los 42 gudaris del Euzko Gudarostea fusilados en el penal del Dueso en 1937 y se celebraba el 28 de septiembre.
Evidentemente, para el ectoplasma los únicos muertos son los suyos y se cree obligado a pontificar como si alguien fuera a escucharle. Nadie repara que los dos fusilados eran militantes de ETA pm, en aquellos tiempos nada bien vistos por los milis que se apresuraron a apropiarse del martirio. ETA, o lo que quede de ella, aún sigue creyendo que su palabra es la ley, quizá con la esperanza de que aún queden papanatas capaces de estimularse con la ristra de tópicos épicos que caben en cualquiera de sus comunicados urbi et orbi.
Por tanto, y con motivo del Gudari Eguna, con menos eco mediático que nunca, el ectoplasma amanuense imparte instrucciones a una izquierda abertzale que hace ya años que intenta desvincularse de él y hasta reniega de los tiempos en los que le reconocía, veneraba y obedecía como vanguardia.
Al parecer, el comunicado fue redactado antes de las elecciones del domingo y las instrucciones fueron dictadas a ojo, quizá sin más base que las encuestas. En un alarde de perspicacia y originalidad, anima a los que sigue considerando sus incondicionales a que reflexionen en base a un concepto tan novedoso como etéreo, la “paciencia estratégica”. ETA parece, ya era hora, haberse dado cuenta de que no todo el monte es orégano, que aquello de la Euskal Herria independiente, unificada, socialista y euskaldun va para largo. Paternalmente -¿maternalmente?- aconseja a los suyos (¿) que vayan tranquilos, “sin ahogarse en urgencias y plazos cortos” quién sabe si para ese viaje a ninguna parte que emprendieron los padres fundadores allá por finales de los 50.
Ahora que el “movimiento” se ha convertido en partido, ahora que se ha pasado de la resistencia a la gestión, ahora que se ha pasado de la utopía a la realidad, ahora que se ha aceptado el juego político con todas sus consecuencias, se cae del burro el ectoplasma y teoriza sobre el hecho electoral: “No se puede tomar cada suceso y momento político como definitivo. El día siguiente vuelve a amanecer. Ni euforias ni decepciones extremas”, aconseja. No hay prisa, paciencia, calma. O sea, lo mismo que ha venido haciendo el ectoplasma durante cuarenta años, pero al revés.
En este mismo ejercicio de vender peines sube la euforia del amanuense atribuyéndose la exclusiva de haber hecho frente a la opresión franquista y de haber resucitado a Euskal Herria de sus cenizas. Se viene arriba la épica del redactor recordando el puño levantado del moribundo Ángel Aldana, veterano militante un tanto heterodoxo fallecido en Venezuela el pasado abril, y comparándolo con el “Eusko Gudariak” de “Txiki Paredes ante el pelotón de fusilamiento.
En un alarde de actualidad, reivindica un final negociado como el que ha puesto fin a la violencia en Colombia. Y no le falta razón cuando culpa de inacción al Gobierno español, aunque tampoco alude a la solemne, auténtica y evidente petición de perdón de las FARC.
¿Cuántas personas vascas habrán leído este comunicado de obligado cumplimiento? ¿Cuántas habrán reflexionado sobre él? ¿A cuántas habrá convencido? ¿Cuántas tertulias de familia, de trabajo, de bar, se han ocupado de comentarlo? Me temo que el comunicado ha pasado desapercibido para la muy inmensa mayoría de la gente y sólo lo han percibido los iluminados capaces de percibir un ectoplasma.