Síguenos en redes sociales:

Muñecos fagocitados

Bertín Osborne se ha convertido en el icono triunfador de la tele generalista española, que ha consagrado a un cantante muy versado en el asunto de presentar en la tele y que ha convertido En la tuya o en la mía en un fructífero manantial de audiencia y prestigio para la tele pública tocada de decadencia y mal hacer en los últimos tiempos de gobierno del PP. El modo de presentar del andaluz, rebosante de campechanía y telegenia innata, se está cargando últimamente de un manantial de risas, risitas, risotadas que provocan ruido y algarabía en los discursos de sus invitados, que ya entran preparados para reír, sonreír y sentir la abrumadora empatía del cantante/presentador preñado de buen humor y bonhomía. En la tele es fundamental la dosis de estilo, de maneras, de formas de hacer de los presentadores para aquilatar un modo reconocible por la audiencia, y en el caso que comentamos Bertín no hace más que reír en un ejercicio estereotipado que ya suena a caduco y repetitivo. Algo parecido le ocurre a Jordi González que hace de maestro de ceremonias en GH VIP, que cada día es más caricatura de sí mismo y va perdiendo jirones de su profesionalidad periodística para convertirse en muñeco de la telerrealidad, en una muestra de travestismo que practica cada día ante las cámaras. Y de igual manera le ocurre a Sandra Barneda, colega de cadena de Jordi González, de quien sigue el rastro profesional, y vamos perdiendo una periodista y se va construyendo una muñeca ventrílocua que lee los textos con automatismos histéricos, presa del agobio mediático. Tres ejemplos de presentadores/conductores consumidos por sus personales estilos que no han sabido domar y han terminado estereotipados y secos en su sustancia comunicativa y televisual.