O como quieras
En este país, desde hace muchos años, hay una cosa muy clara: para que un deportista sea aceptado en serie, para que la prensa radicada en Madrid -que es la que, con mucha diferencia, más alcance e influencia tiene- coopere en esa aceptación, para que seas santificado prácticamente hagas lo que hagas, conviene tener en mente dos cuestiones básicas. La primera es que o bien juegues o bien seas del Real Madrid o, en su defecto -que ya son ganas de tener defectos-, que seas oriundo de toda la zona mesetaria o de Despeñaperros para abajo, lo que te evita tener la dichosa manía de hablar en otras lenguas propias, léase catalán, euskera, etc. La segunda es que si por una desgracia personal no eres de Pinto y sí de Olot o Barakaldo o no eres del Real Madrid como Nadal o no simpatizas con los Ultra Sur como Buyo, Juanito, Míchel, etc... tengas la boca lo más cerrada posible, evitando posicionarte contra el Real Madrid, la identidad nacional y, por supuesto, no emitiendo declaración alguna que tenga que ver con sentimientos de pertenencia nacional o emocional a lugares que no sean el kilómetro cero de Puerta del Sol. Si ya, como cualquier otro ser humano, tienes preferencias políticas, yo qué sé, como Guardiola, te verás expuesto a que te fulmine con su altura intelectual todo un ministro del Interior como Fernández Díaz. Tú, a ser posible, nace en Soria y sé del PP, como Abel Antón. Así no te pitará nadie ni nadie te tendrá manía, porque si no te sientes español y no acudes a la selección, como Oleguer, te crucificarán, pero si te sientes algo español pero más catalán pero no hay otra opción que jugar en la española, como Guardiola, también te crucificarán. Tú o de centro centro o de donde quieras pero callao, porque nuestra carga genética nos impide admirar a los que no son idénticos a nosotros mismos. O que lo parecen. Llámale xenofobia o como quieras.