Campaña encabronante
es una realidad obvia de nuestra sociedad de consumo en crisis, que el marketing, publicidad, relaciones públicas y eventos promocionales son elementos necesarios para que el circuito de la economía esté engrasado y funcione. La notoriedad, la eficacia, el captar la atención del personal y llevarlo a consumir el producto, servicio o necesidad creada es palanca poderosa del negocio de producir/vender, tan propio de nuestro estilo de vida. Por ello, los creativos del marketing se estrujan las meninges para conseguir sus objetivos. El club de baloncesto Baskonia ha lanzado una agresiva campaña de venta de abonos al grito enloquecido de Todos llevamos un cabrón dentro que no deja de ser reclamo facilón para llamar la atención de abonados y hacerles pasar por taquilla. Es un ejemplo estúpido de que todo vale con tal de conseguir la pasta. Me imagino a cualquier muchachito/a preguntando a sus progenitores sobre el significado del término cabrón y los apuros del demandado. Jugar con dos planos de significado; de un lado la mascota del equipo es un aker (macho cabrío) y de otro, según ellos, todos tenemos en nuestro interior un carácter cabrón, es majadera proposición para vender carnets de cara a la próxima temporada. Una campaña diseñada desde la falta de respeto al personal (“cabronas y cabrones”), de toda estirpe y edad que se sentirá machacada por semejante lema publicitario. Agresivo, insultante, falto de sentido común y rompedor de las líneas del respeto al público, insustancial y desviado de diana. La afirmación universal de que todos llevamos poderosos cuernos cabríos en nuestro interior es afirmación que probablemente tenga que ver con ruidos de subconscientes machacados por el pasado. Colosal metedura de pata de un club profesional cuya trayectoria deportiva ciertamente en las últimas temporadas es encabronante.