por mucho que el lehendakari López trate de eludir el copago de los medicamentos impuesto por Rajoy durante el mes de agosto y garantizar en ese tiempo que los pensionistas no van a estar sujetos a pagar más por sus medicinas, lo que está claro es que no deja de ser más que un brindis al sol para tratar de contrarrestar otra puya que el Gobierno central ha lanzado al autogobierno vasco, invadiendo de manera absoluta competencias que le son propias como Sanidad y Educación, por no hablar de otras que van a afectar a la piedra angular del autogobierno de los vascos, como es el Concierto Económico.
Sorprende que las vulneraciones que cada viernes se están produciendo contra el autogobierno no tengan una reacción contundente por parte del actual Gobierno Vasco, que en vez de utilizarlo como un ariete contra los recortes de Rajoy, no haga una defensa a ultranza de lo que es el eje vertebrador del país como es el Concierto Económico y cuyas bondades se han visto confirmadas, precisamente, en esta crisis.
Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del INE, aun siendo malos porque el paro sigue aumentando, sin embargo, en la CAV registra una tasa de desempleo del 14,56%, la más baja del Estado, donde los trabajadores sin ocupación suponen el 24,63% de la población activa.
Es, precisamente en este momento, cuando desde Euskadi hay que comenzar a reposicionarse ante los cambios que la crisis, no solo porque el partido gobernante en Madrid va a aprovechar la coyuntura para meter la tijera en aquello en lo que nunca ha creído, sino porque la amenaza, probablemente, no está en Madrid sino en Bruselas. Es ahí, donde los vascos, viendo la escasa credibilidad que proporciona el Gobierno del PP en la UE, deberíamos volcar todos nuestros esfuerzos políticos y diplomáticos para hacer valer nuestra singularidad eficiente y solvente, tal como lo avalan todos los indicadores económicos, frente a una política de recortes que, teniendo también base ideológica, trata de cercenar nuestro régimen de autogobierno.
La actual crisis va a provocar tal cambio de escenario en la UE que los Estados van a perder una gran parte de su soberanía en materia fiscal, bancaria, incluso política, como base para resolver las deficiencias que han aflorado en la actual coyuntura en el proyecto europeo en un discurso que está ya asumido a partir de la cumbre europea del pasado mes de junio, en donde las regiones, como es el caso de la vasca, no están presentes ni, por supuesto, se les espera.
A pesar que cuando se habla del rescate de los 100.000 millones de euros que el Gobierno español ha pedido a la Unión Europea para resolver los problemas de sobreendeudamiento que tiene el sistema financiero por su elevada exposición al riesgo inmobiliario, nadie lo ve próximo; lo cierto es que esta ayuda para resolver la mala gestión de algunos bancos y cajas de ahorros nos puede afectar directamente en unos pocos meses a uno de los pocos músculos financieros que tenemos en Euskadi como es Kutxabank.
La cuestión no es baladí. La modificación de la naturaleza jurídica de las cajas de ahorros que plantea el Eurogrupo para convertirse en fundaciones especiales es abrir la puerta no sólo a un escenario de mayor regulación bancaria por parte del Banco Central Europeo (BCE), y, por consiguiente, un cambio radical de su papel como entidades sociales, sino que supone también la exigencia para finales del próximo mes de noviembre, de una pérdida de control de los bancos que han tenido que constituir de manera forzada por las directrices del Banco de España, a cuyo frente se encontraba el entones gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordoñez.
El hecho de que las cajas vascas se conviertan en fundaciones especiales supone otra vulneración del autogobierno, ya que ya no será el Gobierno Vasco el responsable de su tutela, sino que esa responsabilidad se traslada al Ministerio de Fomento.
Por si esto fuera poco, el Eurogrupo, en el punto 20 de las medidas que plantea el memorándum que recoge las condiciones para el rescate del sistema financiero español, establece la necesidad de que las cajas de ahorro reduzcan sus participaciones en los bancos que han creado con el fin de eliminar cualquier posición de control. Una decisión que en el caso de Kutxabank se presenta complicada, teniendo en cuenta que el 100% de su capital pertenece a las tres cajas vascas. La cuestión está en buscar la fórmula que diluya esa participación de las cajas vascas en Kutxabank, tal y como propone el Eurogrupo, garantizando que la entidad de crédito no pierda los principios ideológicos, sociales y de vinculación con el territorio por los que se constituyó fruto de la herencia de sus entidades fundadoras.
Ante este panorama y ante la dejación por interés o ineficacia que el Gobierno del PP va a hacer en la defensa de los intereses de Euskadi y de las cajas vascas en Bruselas, se plantea como necesaria una profunda reflexión sobre, en primer lugar, la defensa del régimen de autogobierno frente a las decisiones centralistas que está adoptando Rajoy, y, en segundo lugar, en su encaje en el seno de la UE. Hay que tener en cuenta que las ayudas que está recibiendo Madrid tienen como contraprestación pérdida de soberanía no sólo española, sino también vasca, si tenemos en cuenta que en el Estado español coexisten tres sistema fiscales diferentes: el común, el de la CAV y el de Navarra. Y en este terreno es donde es más necesario que nunca defender los intereses vascos.