PARA unos TVE subió el volumen del himno, para otros los pitos fueron localizados, otros dicen que fue tal el griterío que la música fue engullida. Ya ven: quedan dudas sobre si se llegó a escuchar, o no, el himno en la final de Copa del Rey o si lo que sucedió allí fue un montaje más de los que nos tienen acostumbrados. Griterío importante lo hubo pero tampoco conviene fiarse de los vídeos que han aparecido por internet porque allí dos personas entusiasmadas podría impedir que se escuchara el bosque. Todas las cámaras del mundo encima y ni siquiera se puede estar seguro de lo que pasó en el campo del Atlético de Madrid. Y es que ya lo ha dicho Javier Espinosa, el corresponsal del El Mundo, uno de los últimos en abandonar la ciudad asediada de Homs en Siria: "Los periodistas tenemos que estar ahí porque la información que llega por Internet no es fiable". El partido del viernes pasado lo dice clarísimo: un campo lleno de cámaras, las redes sociales repletas de vídeos del momento y todavía hay versiones diferentes de un mismo hecho.

Y los que hacen dos veces seguidas lo mismo son los de Gran Hermano. Después de concebir el patético derrumbe de Noemí, su concursante estrella que pedía en directo medicamentos para aguantar aquella tortura, ahora se han sacado de la manga una manera de continuación. Se titula GH: la re-vuelta. Invitan a los 21 concursantes de esta edición a que repitan rol y participación. El morbo de las discusiones, la traiciones, las infidelidades. Los resultados de audiencia les apoyan lo suficiente como para que la solución que les deje en antena una semana más sea la apropiada. Claro que hay muchos que opinan que después de tanto fútbol la Eurocopa es una auténtica pesadilla. Tiene entre nosotros muchos adictos sin solución.