DEL autor de La Reina y yo y Por qué no te callas llega ahora hasta la pantalla la trilogía Lo siento mucho, Me he equivocado y No volverá a ocurrir. La primera es una simple versión de Lo siento mucho, la vida es así, no la he inventado yo de Sandro Giacobbe. A ver si resulta que solo Sergio Dalma va a poder versionar a los cantantes italianos. ¡Ay!, estos cantantes metidos a jurados de El número uno. Es como si en plena crisis les hubiera tocado el premio del Nescafé, un sueldo para toda la vida. Dos programas y ya ha quedado claro que quienes concursan son ellos más que los cantantes. Se lucen en sus intervenciones y luego ya se ha visto que el truco está en que les dejen actuar con los concursantes. Por cierto, una de las mejores es la niña pamplonesa Amaia Romero, quien arrancó el programa haciendo un dúo con Ana Torroja, ahí es nada (se dice que el príncipe Felipe estudia versionar su canción Hoy no me puedo levantar), y ahora le proponen que se marque una canción de Marisol, espero, Amaia, que no sea Más bonita que ninguna, porque esa la tiene en exclusiva su alteza Letizia. Lo cierto es que el concurso ya ha demostrado que es menos importante de lo que se pensaba. A nada que los datos de audiencia les vayan bajando se creerán en la obligación de cantar y hacer numeritos. Eso es lo que hizo Miguel Bosé, que en un momento del programa sacó una enorme lengua bífida como de lagarto a punto de transformarse en serpiente para enroscarse en las piernas de Paula Vázquez o tras la tableta de Bustamante. Cuidado, porque ya Anne Igartiburu echó la persiana a un concurso similar a este. Murió de puro agotamiento y sin que se decidiera el ganador. Si se presentara la reina Sofía con Y quién es ella de Perales, el pasado lunes habría arrasado.
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