SONARÁ a sentencia de anciano, pero la noche de los Oscar ya no es lo que era. Ninguna de las cadenas apuesta ya por este espectáculo fuera de horario que aquí es más un parto pensado para que lo cubran los medios digitales. Lo cierto es que la confusión hizo que muchos de los aficionados, a pesar de permanecer en vela, se quedaran sin ver la presentación de Billy Crystal porque los servidores de Internet se colapsaron. Es posible que en medio de tanta tecnología la televisión viva un retroceso. Los esfuerzos que durante años hizo Canal + para universalizar desde la alfombra roja hasta la entrega de premios forman parte hoy de los excesos del pasado. La crisis ha podido también con el glamour de esta noche fantástica. Y quizás por ello el espectáculo de la gala de los Oscar es como una vuelta a los orígenes: charla y premio. Pocos dudaban del triunfo de The Artist, algo que planeó como un buitre leonado durante toda la noche por el escenario. Bueno, toda la noche no porque en los mundos Twitter y Facebook las triunfadoras totales fueron las espaldas de Cameron Diaz y Jennifer López. Un plano escultórico que tuvo su momento (trendig topic lo llaman) cuando el pezón de la López se salió del vestido. Nadie puede asegurar que el movimiento de destape estuviera dentro o fuera del guion. Lo cierto es que aguantar hasta las 5 de la madrugada para soportar esta castaña es un ejercicio de valientes del que servidor se baja cada vez más temprano. Es cuestión de madrugar y ver el resumen de una gala que fue aburrida como nunca. No hubo espectáculo musical y resulta que la duración fue la misma. La fama de los Oscar adquirida año tras año con el glamour que a través de televisión emanaba de sus estrellas, hoy se desvanece. Los Oscar han entrado en crisis. The winner is... el aburrimiento.