Hola, soy Goldman, el hombre de oro. Yo soy Sachs, Gunter Sachs. Me recordarán porque inundé de rosas desde un helicóptero la casa de Brigitte Bardot, que fue mi esposa. Me suicidé hace nada, pero he hecho este último esfuerzo, como buen playboy. Queremos decirles que. Estamos muy contentos. Porque hoy van a ganar. Los nuestros. Somos un equipo. ¡Vamos equipo! Ánimo Sachs. Ánimo Goldman. Te quiero. Y yo a ti, tontorrón. Rajoy o Rubalcaba. Nos la pela cuál de los dos. Tú siempre tan sutil. Soy así, Goldman. Así te queremos, Sachs. A buenas horas me lo dices. Venga, no te vengas abajo. Vale, va. En 2010, cada uno de nuestros 35.700 empleados. Generó un beneficio neto de 173.000 euros. Y unos ingresos de 810.000 euros. Para qué cojones te vas a dedicar a la economía real. Pudiendo hacer el pirata. Jiji, qué buen humor, Goldman, me encantas. Jeje, Sachs, es que estas jornadas electorales me ponen cachondo vivo, con perdón. ¿Perdón por lo de vivo o por lo de cachondo? En tu caso, por las dos. Ya, pero Brigitte estuvo conmigo. Eso no te lo negaré, pillín. En vez de con i esa palabra me gusta más con o. Siempre tan sutil. Jaja. El caso es que. ¡No uses esas coletillas de entrada de frase! Ya callarás. Vale, va. El caso es que acabo de hablar con Angela. ¿Channing? Landsbury, no te jode. Adorable ancianita. Una pedazo de zorra. Siempre fuiste un misógino. Ya callarás. Vale, va. Con Angela Merkel y me ha dicho que. No hay nada que temer. ¿Cómo lo sabes? Coño, esto de suicidarse más aburrido te deja, pero alguna ventaja ha de tener. El caso es que. ¡Ya estamos! Por resumir. ¡Hala! Nos la trae floja uno que otro. Eso es irrefutable. E irresoluble. Jiji, qué cabrón. Buenos días. Excursionistas. Adiós, Sachs. Agur, Goldman. Brigitte, ¿qué tal? Como una puta cabra. Jodidas rosas.
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