No me gusta ni un pelo hablar de estas cosas. Pero los fascistas y los nazis que conviven con nosotros me obligan. Y hay que hacer de tripas corazón. Aprovecha ahora que eres joven para sufrir todo lo que puedas, porque estas cosas no duran toda la vida, me dijo un amigo hace tiempo. Era como marchitar a fuego lento, rendirse ante los hechizos de la costumbre. Eran los tiempos de la dictadura. Y una vez más, compruebo que el tiempo nos traiciona. Siguen ahí vivos, muy vivos, los beneficiados por Francisco Franco, Benito Musolini y Adolfo Hitler con todas las letras. Los que hemos manejado un Cetme, sabemos que es para matar. Y a Pablo Iglesias le han enviado cuatro balas: una para su madre, otra para su padre, otra para él; y la última para su mujer. Esto en abril del año de gracia de la democracia 2021. La mayoría de los que nacimos aquí después del 36, no hemos sufrido ninguna guerra abierta y declarada, sí larvada, escondida, oculta. Es la rabia cultivada con mucho amor. A esta gente fascista-nazi solo les pido una cosa, que creo imposible: que nos olviden sin dolor a los que amamos la democracia. De lo contrario, nos obligarán a ir a por ellos, y el pueblo se armará de razones para encerrarlos. No nos hagan gozar de su martirio. Preferimos un canto hermoso y estremecedor en una tarde de nieves.