Hoy he decidido comprar algo, pero ¿para qué? ¡Claro está, para comer! No es que sea un sibarita pero me gustan los buenos productos y, sobre todo, poder verlos y sumergirme en la cocina y en su elaboración. He estado dando vueltas, con mi pensamiento entre fogones, cazuelas y sartenes. Al cabo de una hora, entre salir y entrar del mercado al súper, he podido comprobar que aquello que tenía en mi mente comprar, no he podido satisfacerlo, se había agotado, así que he vuelto para casa triste, pero sabiendo que aún tengo sobras del día anterior, que con calentarlas tendré más que suficiente. Esto me ha sucedido un día de pandemia.