Es una obviedad que una coalición de gobierno requiere de concesiones mutuas y negociación. Es cierto que, al igual que un matrimonio, implica tragarse algún sapo para que la relación no explote. Pero hay sapos y sapos. Al igual que hay incógnitas en las cuales no es necesario despejar la X. Las carencias afectivas de España probablemente tengan relación con sus carencias democráticas. El silencio mediático sobre los negocios sucios del rey emérito y el sometimiento de la sociedad española ante la figura de sus expresidentes, cual tótems de la democracia, cuando en realidad acumulan experiencia delictiva -véase Irak y los GAL-, solo ha sido cuestionado de manera severa por investigaciones o desclasificaciones provenientes del extranjero, llámese Tribune de Genève, The Telegraph o la CIA. En España el silencio manda cuando la solera del criminal lo reclama.Qué lejos queda aquella intervención de Pablo Iglesias en la que el actual vicepresidente le espetaba al actual presidente Sánchez que se cuidara de escuchar a “el señor Felipe González ya que tiene el pasado manchado de cal viva”. Esa intervención de Iglesias le valió multitud de reproches. ¿Por qué? Por decir la verdad sobre un asunto que, como los asuntos del emérito, hay que mantener silenciados. Porque difamar en público y en directo es mucho más feo que enterrar a un par de jóvenes en privado. Esto último entra dentro de las funciones de un buen estadista mientras que lo primero es propio de un macarra. ¿Por qué manchar el historial de un hombre ilustre por un pequeño pecado táctico por el cual murieron unos cuantos indeseables?Es difícil mantenerse entre la cal y la casta como es difícil quedarse entre Vallecas y Galapagar. Más que nada porque en medio está Somosaguas, urbanización que comparten futbolistas galácticos, nobleza española y socialistas que han visto cumplidas sus expectativas después de toda una vida de sacrificio y lucha contra la desigualdad. A medida que Podemos aprende a hacer política va mutando y perdiendo aquello que de ilusionante tenía su proyecto en aquel lejano movimiento 15-M. Entendible y no entendible su posición de no apoyar la investigación a González reclamada por Junts, PNV, Bildu, ERC, CUP y BNG, tras la desclasificación de los documentos de la CIA que señalan a González como el principal promotor de “un grupo de mercenarios que combate a ETA fuera de la ley”. Entendible para quienes fuera del sentimentalismo ven el juego político de coalición y no entendible por quienes ven como los valores fundacionales de la formación se ven traicionados por el peaje que les está suponiendo esta coalición. Manejar cuotas de poder tiene estas cosas. Es aceptar tus contradicciones y esperar que no te pasen factura. Todo dependerá de lo que consigan a cambio.