Si tienes comida en el refrigerador, ropa en tu espalda, un techo sobre tu cabeza y un lugar para dormir, eres más rico que el 75% de la población mundial. Si tienes dinero en el banco, y sobras en el plato, estás entre el 8% de los ricos del mundo. Si tienes tu propio ordenador, para recibir mensajes, eres parte del 1% que tiene esta oportunidad en el mundo. Si despertaste esta mañana con más salud que enfermedad, eres más bendecido que muchos. Si nunca has experimentado el temor de la batalla, la soledad del recluso, la agonía de las torturas, las punzadas del hambre, estás sobre 700s millones de personas en el mundo. Si puedes asistir a una iglesia, sin temor a hostigamientos, arresto, tortura o muerte, eres más bendecido que tres millones de personas en el mundo. Es una lástima que el lapso entre ser demasiado joven y demasiado viejo sea tan breve, y que tengamos que decir con tristeza ¡qué temprano se nos hizo tarde! Hay que dejarse llevar suavemente por la corriente y disfrutar del regalo de la vida mientras estemos presentes en este mundo. Como decía un jardinero a otro: vamos a ser felices mientras podamos.