Vivimos momentos críticos. Por eso, las grandes empresas que cosechan miles de millones en beneficios de la sociedad, deberían olvidarse de los ERTE, y, al igual que los ciudadanos se sacrifican para derrotar al virus, renunciar a esta regalía asumiendo el coste de su más preciado patrimonio, sus empleados, e ingresarles la nómina sin abusar del Estado, que así podrá destinar el dinero a las pymes que lo necesitan más. Si este año no logran beneficios, ya los tendrán.Lo que está ocurriendo afecta a la sociedad en su conjunto, y todos debemos arrimar el hombro. No se puede solicitar un ERTE angustiando a decenas de miles de trabajadores y luego, para lavar la imagen en una excelente operación de marketing que la ciudadanía aplaude sin intuir la verdadera jugada, donar unos milloncejos para combatir el virus.Este año y en esta situación, no es ningún drama rebajar las ganancias o asumir pérdidas. Vienen de ejercicios muy boyantes en sus cuentas de resultados. Sean responsables y dignos.